Por Miguel Angel Rouco
El objetivo de conseguir una reducción de la sobretasa que paga el país por haber recibido un préstamo que superó su cuota de participación que tiene la Argentina en el FMI, es un punto central en la negociación que el Gobierno mantiene con el organismo para reestructurar la deuda con el organismo y cuyas negociaciones comenzaron esta semana en la capital de los Estados Unidos.
Por Miguel Angel Rouco
El Fondo Monetario Internacional (FMI) comenzará a tratar mañana en Washington su política de sobrecargos que cobra a los países que tomaron préstamos por encima de sus cuotas, en lo que constituye un viejo reclamo que la Argentina viene haciendo al organismo y que significa una erogación anual de unos 1.000 millones de dólares extras, como consecuencia del crédito stand by, firmado en junio de 2018.
La reunión del directorio del organismo se produce en el marco de un análisis provisional de los saldos precautorios dentro de la Revisión General de Cuotas que son los recursos con que cuenta el FMI para poder otorgar préstamos a los países miembros.
El objetivo de conseguir una reducción de la sobretasa que paga el país por haber recibido un préstamo que superó su cuota de participación que tiene la Argentina en el FMI, es un punto central en la negociación que el Gobierno mantiene con el organismo para reestructurar la deuda con el organismo y cuyas negociaciones comenzaron esta semana en la capital de los Estados Unidos.
Esta revisión general surge después de la aprobación por parte del Comité Internacional Monetario y Financiero (CIMF), que asesora a la Junta de Gobernadores del Fondo Monetario Internacional (FMI), que dio luz verde para avanzar en el análisis de la política de sobrecargos que aplica el organismo a sus préstamos.
Los sobrecargos son las comisiones que el organismo cobra a los países que accedieron a una de sus líneas de crédito y cuyo monto supera proporcionalmente, a la cuota que le corresponde a cada país miembro.
El FMI manifiesta dos razones para requerir sobrecargos a los países en crisis. Por un lado estos sobrecargos están basados en el monto del préstamo y en el plazo de reembolso y están diseñados para ayudar a mitigar el riesgo de crédito, para limitar su demanda de asistencia y para alentar el repago oportuno.
Por otro lado, el FMI argumenta que necesita estos sobrecargos para incrementar sus ingresos y acumular capital propio.
Sin embargo, la base de capital y la capacidad de concesión de préstamos del FMI depende de acuerdos políticos tales como revisiones de cuotas, nuevos acuerdos para la obtención de préstamos y acuerdos bilaterales de endeudamiento.
El Grupo de los 20 en su asamblea en Roma incluyó el pedido para una mayor discusión sobre la política de recargos y que la política de recargos del FMI, tenga lugar en el directorio del FMI en el contexto de una discusión más amplia sobre una revisión provisional de los saldos precautorios.
"Nuestros ministros de Finanzas esperan con interés que se siga debatiendo la política de sobrecargos en el Directorio del FMI en el contexto de la revisión intermedia de los saldos precautorios", expresaron los mandatarios firmantes del Comunicado Final de la Cumbre del G-20.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, había recibido también el apoyo del Grupo de los 24 a su iniciativa para revisar la Política de Límites de Acceso y Recargos de tasa de interés en los programas de préstamos del FMI, que es una política regresiva y pro-cíclica que afecta más a los países que se encuentran en circunstancias más adversas y que no está alineada con la misión de mejorar la estabilidad financiera mundial".
Guzmán indicó que la política de sobrecargos "es desigual, porque afecta de manera desproporcionada a los países emergentes y de ingresos medios con las cuotas más bajas, y es procíclica, porque impone condiciones más duras a los países que tienen condiciones de mercado más adversas".
Un estudio del Center for Economic and Politics Research de Washington (CEPR) indicó recientemente que "los sobrecargos del FMI son inapropiados e injustificables, sobre todo en medio de la recesión mundial causada por la pandemia y en la recuperación muy desigual entre países".
Más adelante, el CEPR puntualizó que "los sobrecargos del FMI tienen un impacto perjudicial en las economías de los países que enfrentan graves dificultades económicas, al desviar divisas cuando más las necesitan. Éstos generan pagos adicionales de intereses por parte de algunos de los países más fuertemente endeudados. Por ejemplo, Argentina gastará $ 3,3 mil millones de dólares en sobrecargos entre 2018 y 2023. Esto equivale a nueve veces la cifra que debería destinar para vacunar completamente a todos los argentinos contra el Covid-19".
Para este centro de estudios, "los sobrecargos del FMI castigan a los países más necesitados simplemente por tener grandes necesidades, es decir, actualmente, países que tienen un endeudamiento con el FMI mayor al 187,5 por ciento de su cuota. Estimamos que los sobrecargos constituyen el 45 por ciento del total del servicio de la deuda no vinculada al principal que adeudan al FMI sus cinco mayores prestatarios. Los sobrecargos incrementan la carga de la deuda para los países en crisis, tienden a aumentar los pagos al Fondo y, por lo tanto, drenan el gasto público de las economías nacionales en momentos de desaceleración o recesión".
Con información de Télam