"La dolarización no es la respuesta. Para cada problema complejo hay una respuesta que es clara, simple y equivocada". Así encabeza Mark Sobel el análisis de la propuesta de Javier Milei para salir de la crisis en la Argentina.
Un especialista sugiere dejar de lado la solución mágica y apelar al "trabajo duro" en el país. Advierte que la "hiper" es por el exceso de financiamiento del BCRA al Tesoro.
"La dolarización no es la respuesta. Para cada problema complejo hay una respuesta que es clara, simple y equivocada". Así encabeza Mark Sobel el análisis de la propuesta de Javier Milei para salir de la crisis en la Argentina.
En la página web del Foro Oficial de Instituciones Monetarias y Financieras -reúne a expertos de Londres y Estados Unidos- Sobel apuntó que "Milei tiene razón al pedir una consolidación fiscal masiva para detener el exceso de endeudamiento y liberalizar la economía para impulsar la productividad".
"Pero la dolarización -advirtió- sería una apuesta demasiado arriesgada. No hay fórmula mágica para los problemas del país, solo trabajo duro. Argentina ha estado plagada durante mucho tiempo por ciclos de gasto excesivo en un contexto de bajos ahorros. Este ciclo es evidente nuevamente en las desastrosas condiciones económicas actuales".
Para Sobel, ex representante del Tesoro de EE. UU. en el FMI y titular en ese país de OMFIF, el problema del país está de todas maneras en el modelo kirchnerista de la economía. "El exceso de endeudamiento interno es financiado por el banco central, lo que provoca una alta o hiperinflación".
Es por eso que para el especialista "el endeudamiento externo a gran escala se vuelve insostenible, lo que genera incumplimientos en serie. Los controles de capital y las prácticas de tipo de cambio múltiple socavan aún más la competitividad. Estos son problemas fundamentales que deben solucionar las políticas fiscales, monetarias y estructurales", apuntó.
"Dolarizar la economía es atractivo en la superficie. La economía argentina ya está significativamente dolarizada ya que hay poca confianza en el peso, y la dolarización total no parece ir demasiado lejos. Se quitaría la discreción de las manos de los funcionarios, dado su historial de fracasos", señaló.
"Bajo la dolarización, el crecimiento de Argentina dependerá de tener un superávit en cuenta corriente y generar una entrada de capital. Eso puede ser factible con un fuerte crecimiento mundial, altos precios de las materias primas, inversiones atractivas, un estado de derecho sólido y una moneda infravalorada", expone el especialista.
Pero la experiencia de Argentina en la década de 1990 y principios de la de 2000 "brinda una advertencia extrema. Bajo el plan de convertibilidad, se lograron avances impresionantes en la década de 1990 para acabar con la hiperinflación y restaurar el crecimiento".
"Pero durante la década, los déficits fiscales y la deuda no se controlaron. Especialmente dadas las crisis mexicana y asiática y luego la crisis brasileña de 1999, además de un dólar fuerte y la caída de los precios de las materias primas, Argentina perdió competitividad externa. El crecimiento colapsó mientras que el desempleo y el déficit de cuenta corriente se dispararon. Argentina no pudo financiar sus déficits externos y perdió el acceso al mercado".
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