"Para los miembros del Club de París no resultaría justo si la Argentina propusiera la prórroga de pago de sus deudas, mientras que continuara pagando a otros acreedores fuera del club". Hace ya un mes que Takahiro Nakamae, el embajador de Japón en la Argentina, le advirtió a la Casa Rosada que evitar el default requiere de un posicionamiento geopolítico que tensiona al gobierno nacional puertas adentro.
Esta semana Alberto Fernández debe decidir si le paga U$ S 30,3 millones de dólares de un préstamo a China. El monto es menor, pero el valor simbólico es decisivo para un gobierno que ha mostrado funcionalidades -incluso en la geopolítica de las vacunas- con China, Rusia o Cuba. Sólo las marcas de Estados Unidos no tienen contrato ni perspectiva en el país.
La semana pasada la Argentina se abstuvo en la OEA de condenar las violaciones a los derechos humanos de la dictadura de Daniel Ortega; fue una decisión "en línea" con la desaparición de las violaciones de derechos humanos en Venezuela.
El nuevo gesto generó enojo en Washington y la embajada en Buenos Aires lo dejó trascender. Felipe Solá llamó al embajador en Managua, Mateo Capitanich; el Palacio San Martín navega sinuoso entre el kirchnerismo y las deudas con los organismos internacionales.
Más allá de la buena voluntad expresada por los presidentes de Francia, España o la premier Alemana, la Casa Rosada necesita apoyo explícito de Estados Unidos en el FMI o de los nipones, que tienen votos de peso tanto en ese organismo multilateral como en el club que lleva el nombre de la capital gala.
La Argentina tiene este año vencimientos con el FMI por unos U$ S4700 millones entre agosto y diciembre y con el Club de París por otros U$ S2.400 millones. El "nuevo occidente" que intenta liderar Biden se ha parado claramente contra las autocracias; los amigos del kirchnerismo entran todos en esa categoría (Irán está en ese grupo).
Pagar a China significa no abrir un conflicto que el país no necesita; hacerlo significa también complicar el acuerdo con el Fondo Monetario, o la carta de intenciones que al menos espera el Club de París para evitar un default cuando venza el tiempo de descuento a fin de julio.
Septiembre trae las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias; la tradición económica contemporánea del país incluye una dolarización "preventiva" de la economía local antes de toda elección. De mayo a julio -en algunos casos en agosto inclusive- se concentra la mayor liquidación de divisas de exportaciones agroindustriales.
Si en Julio se produjera un default formal, el clima económico se agravaría y eso es lo último que necesita el oficialismo en el país. Del dicho al hecho, del relato a la realpolitik, Alberto necesita acciones precisas y dólares. Por ahora carece de ambos argumentos, aún cuando descuenta que ingresarán los Derechos Especiales de Giro de ampliación de capital del FMI (U$ S4.354 millones), que el Senado le "sugirió" no usar para pagar deuda.
>> 17.9% trepó el blue en dos meses con el tipo de cambio "planchado". Es cierto que es un mercado de menor cuantía; también es cierto que es un clásico termómetro de la economía.
En el caso de las divisas, el viento de cola está menguando. La FED norteamericana pre anunció aumento de tasas en 2023 y los inversores abandonaron posiciones en granos; el dólar se fortaleció la semana pasada 2% en el mundo, los commodities bajaron, la Argentina perdió unos U$ S 2 mil millones en ingresos de soja según los contratos futuro y por lo que le resta liquidar.
En la semana que pasó, el dólar oficial argentino aumentó 24 centavos, pero el blue ya saltó de $ 139 a $ 164 en 2 meses (17,9%) y no hubo mejor inversión que esa.
Julio llegará con aguinaldos y devoluciones de Iva; habrá algunos argentinos que irán a ese mercado "insignificante" a refugiarse, así como empresas que liquidarán divisas para pagar mayores costos y saldar deudas con dólares que el BCRA no les vende.
El próximo jueves se definirá si la Argentina se mantiene con su economía en la categoría de "mercado emergente" o si desciende como "mercado de frontera" en el índice que elabora MSCI. El indicador sirve a los inversores de todo el mundo para definir si arriesgan en activos locales.
El BCRA tiene margen para cubrirse, pero la brecha cambiara al 70% no ofrece tranquilidad y hay $ 2,7 billones en plazos fijos que amenazarán con irse del sistema -al dólar- si perciben que las tasas evolucionan por debajo de la divisa. A menos que las tasas suban, lo que enfría la economía.
La autoridad monetaria las incrementó en unos U$ S6.300 millones; los analistas afirman que el gobierno llega sin sobresaltos a los comicios pero no mucho más allá. Además de los vencimientos de este año, la Casa Rosada necesita reprogramar vencimientos por U$ S19.000 millones en 2022. La balanza comercial generó en cuatro meses U$ S 4001 millones (menos que los 4914 millones del año anterior), pero no todo se convierte en reservas.
El Fondo Monetario Internacional tiene previsto aprobar el próximo viernes la ayuda por U$ S 650.000 millones a los países miembros, para reforzar las reservas y facilitar la recuperación económica tras la pandemia. Los Derechos Especiales de Giro (DEG) suman U$ S 4.354 millones para la Argentina; economía los cuenta para reservas del BCRA; el Senado cristinista votó que tengan por destino las necesidades de la población.