Pese a que el ministro de Economía, Martín Guzmán, logró esta semana bajar la brecha entre el dólar oficial y los dólares paralelos, la caída de reservas del Banco Central no se frenó y en octubre marcó un nuevo récord para la gestión de Alberto Fernández.
Según los datos que surgen de la autoridad monetaria, el Banco Central perdió en octubre unos 1.524 millones de dólares de reservas.
Los analistas del mercado coinciden en señalar que el dato más preocupante es que la sangría de reservas se da en un contexto de superávit comercial, es decir, momento en el que el Banco Central debería estar acumulando reservas.
"Si el Banco Central pierde reservas ahora que la economía sigue en recesión, cuando la actividad quiera rebotar no van a tener los dólares que necesitan para reactivar la industria", explicó a NA un importante consultor económico.
En tanto, desde que se implementó el súper cepo al dólar, el 15 de septiembre pasado, los depósitos privados en divisas se derrumbaron 2.637 millones de dólares.
De todos modos, en el mercado vieron con buenos ojos las últimas medidas dispuestas por Guzmán, en particular el lanzamiento de un bono atado a la cotización del dólar oficial que permite a los ahorristas cuidarse de una eventual devaluación que muchos consideran necesaria.
No está claro, de todos modos, cuánta credibilidad otorgan al plan económico del Gobierno, si es que existe, debido a que el riesgo país ya subió 500 puntos desde que se reestructuró la deuda con acreedores privados, colocando a la Argentina nuevamente en un lugar de "virtual default" aunque no tenga vencimientos en el corto plazo.
La nueva estrategia del Gobierno, que fue la que consiguió resultados para bajar el dólar, consiste en sacar pesos de la economía e ir achicando el déficit fiscal.
Por eso, el Presupuesto 2021 prevé una caída de más de 4.5 puntos porcentuales de déficit fiscal, un número nada desdeñable para un año electoral.
Recortes
En ese sentido, en el Gobierno empiezan a pasar la lapicera roja sobre los componentes del gasto público asociado a la pandemia, como el ATP y el IFE, que aún continúa en discusión.
Esos números y esas reducciones serán las que Fernández y Guzmán le mostrarán a las autoridades del FMI que desembarcarán en la Argentina a mediados de noviembre para renegociar el acuerdo stand by que firmaron con Mauricio Macri y que hoy está suspendido.
Lejos de los planes iniciales del Gobierno, ahora se evalúa hacer algún tipo de concesión fiscal con el FMI a cambio de extender aún más el préstamo que éste le dio al país con el fin de obtener unos cinco mil millones de dólares más para llegar a marzo, cuando se supone que cambiará la situación para el Gobierno por los dólares que ingresen de la cosecha.
En el oficialismo coinciden en la necesidad de recuperar algo de reservas, ya que son pocas o nulas las de "libre disponibilidad" que tiene el Banco Central, un dato que las autoridades intentan mantener escondido por temor a que se acentúe la salida de depósitos.