El ministro de Economía, Martín Guzmán aseguró que el Gobierno seguirá “dialogando estrechamente” con ese organismo y reveló que hubo coincidencia en que se “deterioró significativamente” la capacidad del país para afrontar el pago de la deuda y los intereses.
Guzmán realizó esta declaración al cierre de la visita que una delegación del Fondo realizó en el país y luego de la cual el organismo emitió un comunicado donde expresó que la deuda argentina “no es sostenible” y pidió a los bonistas que acepten una quita.
“El FMI concluyó en esta instancia que la deuda pública de la República Argentina no es sostenible y que debe ser reestructurada mediante una operación de deuda definitiva para restaurar su sostenibilidad”, indicó Guzmán en un comunicado distribuido por el Palacio de Hacienda.
Además, informó que en la próxima reunión de Ministros de Finanzas del G20 en la ciudad de Riad, Arabia Saudita, Guzmán se reunirá con la directora Gerente del FMI, Kristalina Georgieva, a efectos de “definir los próximos pasos de la relación entre la Argentina” y ese organismo.
El jefe de Economía y los funcionarios del organismo multilateral finalizaron una serie de reuniones, iniciadas el miércoles de la semana anterior, con el equipo técnico del Fondo encabezado por Julie Kozack, Subdirectora del Departamento del Hemisferio Occidental, y Luis Cubeddu, Jefe de Misión para la Argentina.
Según la comunicación oficial, “en esos encuentros se discutieron los recientes desarrollos macroeconómicos y el programa económico del Gobierno nacional”.
El equipo del FMI “compartió el objetivo general de restablecer el crecimiento, reducir la pobreza y, al mismo tiempo, establecer una secuencia hacia los equilibrios fiscal y externo”, agregó el Ministerio.
Además, indicó que se revisaron los supuestos en los que se basó el programa macroeconómico incluido en el acuerdo stand-by de 2018, con el propósito de profundizar el entendimiento mutuo sobre los fundamentos y las premisas en las que se basa el plan que está implementando el Gobierno nacional.
En tanto el economista Claudio Loser consideró que la posición del FMI sobre la deuda de la Argentina “es muy positiva”, y elogió la postura “razonable” del ministro de Economía Martín Guzmán para encarar la negociación con los acreedores.
Para el ex director del Departamento del hemisferio Occidental del Fondo Monetario, la Argentina “pidió mucha plata (a ese organismo) y ahora, el FMI está diciendo que hay que arreglar la deuda. Eso es algo que hay que trabajar”.
A su criterio, el organismo “le prestó al país una cantidad de plata excesiva”, 44 mil millones de dólares.
En un comunicado emitido el miércoles, el Fondo aseguró que la deuda del país “no es sostenible” y reclamó una “contribución apreciable” de los acreedores privados. Loser interpretó el texto del Fondo así: “Le está diciendo (al Gobierno) que como la deuda es insostenible, siéntense con nosotros, pongámonos de acuerdo en un programa económico y vamos a hablar con los bonistas para decirles que hay que arreglar las cosas”.
“El FMI reconoce que está hablando de la deuda con los privados, no respecto de su deuda. Y eso hay que tenerlo muy en claro”, evaluó.
Y también estimó que el organismo “está hablando de ajuste, aunque no use esa palabra. Creo que el presidente (Alberto) Fernández tiene que mantener el proceso de ajuste, porque el error que está cometiendo ahora es querer arreglar la deuda y después vemos cómo hacemos con lo otro. Hay que poner la casa en orden”.
El presidente de la Nación, Alberto Fernández celebró que el Fondo Monetario Internacional, haya reconocida la posición argentina respecto al endeudamiento. A través de su cuenta de twitter, el primer mandatario señaló: “Celebro que el FMI reconozca la posición argentina respecto de los procesos de endeudamiento”. Y agregó “Si todas las partes demuestran voluntad de acordar, podremos volver a crecer, honraremos nuestros compromisos y volveremos a tener una Argentina de pie”.
>> Cuando la mala noticia es una estrecha chance
Por Ignacio Hintermeister
“Nuestro asesoramiento a los países debe tener en cuenta que algunas políticas pueden provocar efectos secundarios no deseados”, escribió Kristalina Georgieva. La búlgara se reunirá este fin de semana con Martín Guzmán en Riad, Arabia Saudita; para entonces tendrá en sus manos la evaluación de la misión del FMI -que por estas horas dejó el país- y la certeza de que si el dólar se dispara por desconfianza en la city porteña, la deuda argentina en términos de PBI crecerá por encima del 100 % y será aún menos sostenible, tanto para el organismo como para los acreedores con bonos argentinos bajo legislación extranjera.
Tal como lo sostenía Luis Caputo, el titular del BCRA macrista en 2018, Georgieva cuestionó relativamente el “mercado libre” de dólares y admitió su regulación como “amortiguador” de shocks cambiarios. “Estamos repensando la forma en que aconsejamos a países emergentes”, dijo; aclaró que hay que diseñar políticas específicas para cada caso particular. De paso sea dicho, ese mecanismo es la “fuga” que ahora denuncia el kirchnerismo y el FMI niega.
Los funcionarios del FMI no se limitaron esta vez a encuentros técnicos con el ministro Guzmán y las autoridades del BCRA. Se reunieron también con funcionarios de Desarrollo Social, Desarrollo Productivo y con el ministro de Salud, Ginés González García.
¿Es sostenible la deuda? Guzmán dijo en el Congreso que habrá déficit primario en las cuentas públicas durante los años por los cuales Fernández ha sido electo presidente. Traducido: la Casa Rosada no sólo no destinará plata para saldar deudas financieras, sino que necesitará incluso más dinero para gastar lo que proyecta.
Sin inversores privados que lo financie, el gobierno del Frente de Todos tiene un menú de opciones de costo relativo: reperfilar la deuda bajo legislación local (el pagadiós a actores económicos nacionales retrasa la economía real); emitir (es inflacionario); tomar deuda institucional (usar plata de la Anses y postergar mejoras reales a los jubilados); pedir pesos a los bancos (por estas horas les pone limitaciones a las tasas y amenaza la rentabilidad de entidades financieras locales si la inflación no baja) y generar dólares genuinos (exportar más, pero la gripe en China atenta contra los commodities y el enojo del campo pone dudas a la siembra).
El presidente se dedica por estas horas a consolidar su vínculo interno con Cristina, mientras los analistas lo descreen y los inversores de Wall Street desconfían precisamente de eso. En el Fondo, Kristalina sabe que no le cobrará a Fernández (será con “roll-over” o por default), y sus últimas declaraciones sugieren una postura institucional proclive al mal menor.
La estrecha chance que eso abre al país, sin embargo, no despeja el mal mayor: la deuda con inversores privados bajo legislación de nueva York es más grande, y a Wall Street no le importa lo que opinen los ministros de Salud o Desarrollo Social.