Miércoles 22.6.2022
/Última actualización 19:59
El secretario general de la CGT, Héctor Daer, considera que la inflación y la informalidad laboral son los dos principales problemas que hoy enfrentan los trabajadores; reivindicó la negociación colectiva de las distintas organizaciones por sobre los aumentos de suma fija que muchos le pedían al gobierno nacional y dijo que la tarea que tiene por delante la CGT en los próximos meses es que muchos más trabajadores del movimiento obrero organizado se incorporen al Congreso Nacional, las legislaturas provinciales y los concejos deliberantes.
Daer, quien también es secretario general de la Federación de Trabajadores de la Sanidad (FATSA) participó en la ciudad de Santa Fe del acto de asunción de las autoridades electas de ATSA Santa Fe – Lidia Ortega y Mariela Peralta como secretaria General y de Relaciones Institucionales, respectivamente - junto a Susana Stochero, secretaria general de ATSA Santa Fe y de la Confederación General el Trabajo mandato cumplido, que se retira de la actividad sindical después de 40 años y Nélida Peralta, que también deja la actividad sindical después de más de 3 décadas.
-¿Es la inflación el principal problema que hoy tienen los trabajadores?
-La inflación y el empleo formal. La inflación porque erosiona el poder de compra de los ingresos fijos, los salarios, las jubilaciones, los planes de ayuda social. Como decía Perón, los precios suben por el ascensor y los sueldos por la escalera. Quiere decir que para acomodar precios y salarios siempre el mayor esfuerzo lo tienen que hacer los que tienen ingresos fijos. Y la informalidad en el empleo nos trae una crisis en la Seguridad Social, por ejemplo. Son dos tareas fundamentales que hay que abordar. Respecto de la inflación, el año pasado apostamos a generar esa convergencia entre los salarios que se habían acordado para el año y los precios, con las revisiones posteriores. Este año nos planteamos lo mismo, con otros valores inflacionarios. Siempre aspiramos a que lo que acordamos alcance, pero desgraciadamente tenemos que tener las revisiones necesarias para poder ganarle a la inflación.
-¿Está conforme con la política que habilitó el gobierno en esta discusión? Porque en algún momento se habló de una suma fija.
-Si. La negociación colectiva es una lucha de todos los trabajadores del mundo, todos los trabajadores organizados en el mundo luchan por tener negociaciones colectivas y nosotros no la vamos a relegar bajo ningún punto de vista. Por supuesto que esa disputa de intereses, puja salarial como se le llama, puede traer un poco más de conflictividad en determinados sectores, pero es una discusión necesaria para ir enfocando cada actividad en su justa medida.
-¿Como se combate la informalidad laboral? Porque ni siquiera en el mejor momento del país en los últimos 20 años se pudo avanzar mucho.
-Pero no teníamos el grado de informalidad que tenemos hoy. Hay que ir hacia una perspectiva económica determinada que genere la posibilidad de la incorporación al trabajo genuino y formal. Y digo esto porque primero nadie se expande - sea una verdulería o una empresa grande - si no tiene garantías de que esa expansión le va a generar mayor actividad económica. Por eso también es un problema político y de políticas económicas. La macroeconomía estable tiene que tener también una economía doméstica con valores posibles, donde se puedan empezar a generar otras iniciativas económicas.
-Hay un sector del país que piensa que el problema de la informalidad son las leyes laborales y los costos.
-Es al revés. Las leyes laborales fueron las mismas que acompañaron a nuestro país a lo largo de toda la vida. Hay grandes empresas que se hicieron multinacionales a partir de la riqueza que hicieron en Argentina con estas leyes laborales. No porque algo tenga determinada antigüedad hay que hacerlo desaparecer. No hay en el mundo ningún marco de flexibilidad absoluto como plantean algunos en nuestro país. Muy por el contrario, con estas mismas leyes hemos crecido y hemos tenido pleno empleo. El problema es que el paradigma del pleno empleo lo perdimos el 24 de marzo de 1976, donde se nos decía que había un pedazo de la población que iba a quedar al margen y había que sostenerlo. Hoy ese pedazo es muy grande, se fue ampliando sucesivamente a partir de muchos desaciertos, sobre todo en las experiencias neoliberales que tuvo el país, y llegamos a lo que tenemos hoy.
-La CGT ha sido reacia a incorporar a los movimientos sociales, si bien hace unos días recibieron asociaciones piqueteras. ¿Cuál es la visión hoy de todo ese movimiento, que son millones de personas?
-Si, desgraciadamente son muchos compañeros que tienen asistencia, que es una necesidad pero también una obligación del Estado que, si no genera las condiciones para que tengan trabajo digno, habilita los mecanismos para establecer una ayuda que les permita llegar a fin de mes. Tenemos una muy buena relación con el Movimiento Evita, con los Cayetanos ( que integran la Unión de Trabajadores de la Economía Popular, la Corriente Clasista y Combativa (CCC), el Movimiento de Trabajadores Excluidos y Somos Barrios de Pie). Con ellos venimos trabajando mucho porque queremos establecer un tránsito hacia la formalización de los compañeros y compañeras. ¿En qué sentido? No importa si tienen relación contractual con una multinacional, una empresa, una cooperativa. El tema está en que esos trabajadores tengan un estándar igual al de los trabajadores formales, que no haya trabajadores de primera y de segunda.
-El presidente anunció un proyecto de ley en este sentido, con el fin de formalizar a los trabajadores de la economía popular.
-Si, hay en varias actividades un trabajo muy fuerte, los sindicatos estamos planteándonos la formación de los compañeros. Por supuesto todo eso lleva un proceso y el principal es el sostenimiento de la estabilidad laboral a partir de que deja el plan para ser un trabajador formal.
-¿Que opinión tiene de cómo está funcionando el gobierno nacional?
-Tengo una relación de afecto muy grande con el presidente, pero soy dirigente sindical. Mi identidad primaria es la representación de los intereses colectivos de los trabajadores. Creo que la visión del gobierno hubiera sido otra si no hubiésemos tenido la pandemia y cuando la dinámica post pandemia empezaba a poner en marcha muchísimas actividades, viene el descalabro de los precios internacionales, sobre todo energía y alimentos que generó la guerra en Ucrania. Esto también perturba la visión de uno. En 2019 estábamos pensando en una Argentina diferente, de consenso, de dinámica, de incorporar tecnología, valor agregado y la pandemia trastocó esto en nuestro país y en el mundo y volvió a renacer la disputa por quien se queda con el trabajo. La puja de intereses en el mundo es quién le agrega valor, quién ciencia aplicada y quién se queda con el valor del trabajo, que es lo que representa los equilibrios de una sociedad.
-¿Que opinión tiene de la vicepresidenta?
-Que es una compañera que tiene una capacidad de trabajo envidiable. Le reconozco su capacidad de estudio de los temas que tienen que ver con el quehacer nacional y es una dirigente por demás importante de nuestra sociedad política. Por supuesto hubiera querido que los chispazos no existan y sí los debates que tengan que darse, porque a estos debates los planteamos nosotros, ya que creemos que en el debate franco sintetizamos hacia donde vamos.
-Queda un año y medio de gobierno. ¿Cuál es la función que tendrá la CGT en este tiempo?
-El movimiento obrero organizado tiene que tomar la decisión de involucrarse mucho más en política, no solo a nivel estructura sino a nivel territorial porque quizás al ausencia de dirigentes sindicales representativos de la CGT en el Congreso Nacional, las legislaturas provinciales y los concejos deliberantes, desdibuja un poco el interés propio de los trabajadores organizados en esos ámbitos. Esa es la tarea que tenemos por delante, más allá de representar el interés de los trabajadores frente a empresarios e instituciones. Pero para eso hay que organizarse y trabajar y en esa tarea vamos a estar en los próximos meses.