Los tres incrementos de los combustibles en lo que va del año sumarán directamente 0,5 puntos porcentuales a la inflación que esperaban los analistas para los primeros meses del año. Entre las subas promedio de 1% de este lunes, la de 2,9% del 5 de enero y la de 3,5% de hace dos semanas acumulan una escalada de 7,4%, pero su efecto sobre la inflación será acotado.
Se trata del impacto directo por su participación en el índice de precios al consumidor (IPC), que los economistas denominan "de primera ronda", que se añade a la inflación prevista e independiente de la suba de los combustibles, que puede rondar el 4% al igual que en diciembre.
En tanto, el aumento indirecto que ocasiona en cascada por su uso en actividades de producción y comercialización, que terminan elevando los costos y los precios a corto plazo, también será bastante acotado por el bajo nivel de demanda que dejó el desplome de la economía en 2020, superior al 10% del PBI.
"El cálculo de la incidencia en la primera ronda va a ser poco, cercano al 5% de la suba. Y el ajuste de segunda ronda en este caso va a ser menor que otras veces, por la menor demanda. Cuando no hay ventas, aunque haya aumentos de costos, es más difícil trasladarlos a los precios. Va a ser un impacto menor al de 2019", explicó Matías Rajnerman de Ecolatina.
La inflación que esperan los analistas para enero es de 3,7%, mientras que febrero podría seguir una tónica similar, según las previsiones de la Encuesta de Expectativas Macroeconómicas (Emec) y el Relevamiento de Expectativas Macroeconómicas (REM) que realiza el Banco Central.