Los empresarios que se "beneficiarían" con el precio subsidiado del grano, recordaron efectos "nefastos" por la intervención estatal al mercado. Piden que la ayuda se focalice en sectores sociales vulnerables.
“El Estado debería subsidiar solamente la demanda de los sectores más vulnerables, pero no destinar los escasos recursos que posee para subsidiar a quiénes no lo necesitan”. Una posición contundente adoptó la Cámara de Industriales Molineros contra el fideicomiso que, para contener subas en el precio del trigo, se financiaría con la suba de dos puntos a retenciones de harina y aceite de soja.
“La Cámara de Industriales Molineros, integrada por molinos localizados en su mayoría en pueblos y ciudades del interior, todos de capitales nacionales y en su mayoría empresas centenarias, manifiesta expresamente que comparte la preocupación del Gobierno Nacional sobre la necesidad de resolver el flagelo de la altísima inflación que sufre nuestro país, agravado en el caso de los alimentos por la guerra desatada entre Rusia y Ucrania.
“Igualmente -añade el comunicado institucional- pone de relieve su preocupación por las evidencias de una posible intervención en el mercado de granos, manifestando su decidida posición en contrario”.
Exponen los empresarios molineros que “las intervenciones para regular los precios de la oferta han dado nulos resultados en el pasado, distorsionando los mercados, desalentando la siembra y produciendo efectos claramente adversos tanto en la producción de granos como en su exportación.
“Nuestro país necesita imperiosamente aumentar su producción y sus exportaciones, agregando valor, incrementando la mano de obra ocupada y generando un mayor ingreso de divisas”, señalan.
Al analizar el impacto del incremento del precio del trigo en el kilo de pan de consumo interno, por causa de aumentos internacionlaes del producto en el marco de la invasión rusa a Ucrania, los industriales adviriteron que “sin lugar a dudas, si el pan aumenta más de $ 25/kg. no se debe al aumento de la harina, sino al aumento de los demás insumos y mano de obra”.
Añade que “por otra parte, compartimos que existe un segmento de la población que necesita de la ayuda del Estado para morigerar el impacto de la inflación en rubros esenciales de la canasta alimentaria; tan cierto como que hay otros sectores que no necesitan de tal ayuda”, por lo que piden que la ayuda estatal se focalice en sectores vulnerables.
“El consumo de harina como tal, como pan, como galletitas y como fideos ronda los 90 kgs./habitante/año. Si hubiera que subsidiar el consumo de 25 millones de argentinos, la mitad de la población, el Gobierno podría hacerlo inyectando los fondos directamente en las tarjetas alimentarias existentes para la población más vulnerable, sin intervenir innecesariamente los mercados, con las nefastas consecuencias que ello ha tenido en el pasado, ni subsidiar el consumo de quienes no lo necesitan”.