La inflación de alimentos y bebidas en la segunda semana de abril cerró con una suba de 0,2%, la más baja en 9 meses, y el promedio mensual cayó al 6,2% respecto del 8,5% de la medición anterior. La consultora LCG resaltó que, en lo que va del mes, acumula 0,6% de inflación.
Es cierto que quedan por impactar las subas de los precios “regulados” (tarifas) a los que el gobierno de Milei les viene quitando subsidios. Y resta por saber qué tan susceptibles a las presiones oficiales serán las prepagas de la salud, a quienes la “heterodoxia liberal” acusa sin pudor.
¿Se atrasa el dólar? ¿Evitará el gobierno un nuevo salto devaluatorio? Apostar a la “desinflación” fue un ensayo en redes que no le salió bien al gobierno, que usó una cuenta falsa de redes sociales para adelantar éxitos incomprobables. Pero el yerro comunicacional no supone -necesariamente- una realidad invertida.
Para Julián Yosovitch, el mercado ve “desinflación” y ya había anticipado la baja de tasas que finalmente dispuso el BCRA en las últimas horas. De hecho el analista recordó que las Letras de Capitalización en Pesos a las que recurrió Finanzas (no se emitían desde 2019) pagaron una tasa efectiva mensual de 5,5%, lo que supone una tasa implícita de inflación del 7,7%.
“Luego de dos semanas de trading en el mercado secundario, la misma está cotizando a una TEM de 4,7%. Es decir una inflación implícita de 7%; se podría decir que el mercado está convalidando un escenario de baja de tasas o desinflación”, advirtió el especialista.
“No solo el mercado de títulos está reflejando una fuerte desaceleración en la inflación. También los futuros de dólar están indicando una fuerte baja en la carrera nominal. Las tasas implícitas de devaluación se encuentran por debajo del nivel del 5,5%”, insistió.
De hecho, en el Matba-Rofex el dólar a diciembre cotiza a $1.252 para la venta, lo que supone una Tasa Nominal Anual del 60,96%.
Así que en el plano financiero el gobierno puede encontrar indicadores de aliento. El Banco Galicia acaba de justificar -en parte- la compra del HSBC porque estima que el mercado del crédito en pesos volverá al país para apalancar en primer término la producción (antes que el consumo interno) en busca de exportaciones indispensable para recuperar la economía en recesión.
No pasa lo mismo con los índices del padecimiento social. Los salarios formales perdieron 19% de su poder de compra en tres meses (en febrero aumentaron el 11,5%, por debajo del 13,2% del IPC) en una economía donde el promedio de $619.007,05 está casi $72.000 por debajo del costo de la canasta básica familiar.
La tolerancia a las medidas del gobierno sigue siendo una clave decisiva. La Casa Rosada parece haber ganado sustentabilidad política en las últimas horas, de cara a la ley de Bases; no así en el diálogo con la CGT por una decisiva modernización de las normas laborales, que no están incluídas en el proyecto que analiza por estas horas el Congreso, aunque sí contiene un blanqueo laboral que los sindicalistas ya le bloquearon a Mauricio Macri en 2017.
La no homologación de acuerdos paritarios que realimentarían la dialéctica inflacionaria según Caputo, es una limitación inaceptable para la central obrera, que va al segundo paro contra Milei. Lo hace con la evidencia de la sobreexigencia social y el deterioro salarial; también convoca sin que el peronismo exhiba dónde apuntalar fortalezas políticas consistentes con la embestida.
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