El kirchnerismo duro pide expropiar. El presidente blande su dedo cual sable bolivariano. Batakis analiza recaudar menos con tal de que entren dólares de granos no liquidados. Miguel Pesce recibió más divisas, pero no acumula reservas.
Alberto Fernández apuntó a los dólares del campo. Crédito: Noticias Argentinas
La diputada nacional Fernanda Vallejos y la senadora Juliana Di Tullio, son dos entre los muchos kirchneristas que “retuitean” la imagen de silobolsas tomadas desde un dron, junto a la Autovía 2, en la localidad de Lezama, provincia de Buenos Aires. Lo hacen bajo consignas que reclaman la ley de emergencia cambiaria, económica o alimentaria.
Juan Ramos Padilla, presidente del Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional Nro. 29 de la Capital Federal, lo explicita: “La ley de abastecimiento permite que las autoridades Nacionales expropien temporalmente establecimientos agropecuarios y productores de alimentos para abastecer el consumo interno. Presidente te pido y convoco al Pueblo para que te lo reclame, aplicá la ley”.
Son expresiones en línea con las advertencias de Juan Grabois. El consultor de la Santa Sede, designado por el papa Francisco miembro del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano, habló de “dejar nuestra sangre en la calle” si el presidente no redistribuye mediante el salario universal o lo que Cristina propone como sucedáneo desde el Senado. ¿La paz sea con nosotros?
Alberto Fernández prometió “enfrentar a los que especulan con el dólar” y “guardan US$ 20 mil millones en el campo y no los liquidan, esperando una mejor rentabilidad cuando el país lo necesita”.
Hugo Chávez ordenaba “exprópiese” a dedo batiente; lo hacía con los dólares de PDVSA. Extraviado ese recurso, Nicolás Maduro se apoya en Irán (que por estas horas avanza con su bomba nuclear) y en Rusia (el cruel invasor de Ucrania); son los operadores del avión que sigue varado en Ezeiza.
Con la crisis de divisas, Alberto Fernández también blande su índice cual sable bolivariano. Pero los dólares no son de una empresa estatal, sino propiedad privada de una cadena productiva que trajo al país U$S19,1 mil millones desde enero en exportaciones y que le dejó incluso al Tesoro -al bolsillo que administra el presidente- US$4.902 millones en retenciones.
¿De qué habla Alberto Fernández cuando apunta a los especuladores? No puede acusar a los productores por no aportar al país. El dólar soja cerró la semana a $87 ($129,74% el oficial, menos 33 % de retenciones). La brecha es de 269% con el contado con liquidación y de 288,5% con el blue. Incluso en comparación con el dólar oficial.
Tras las restricciones a importaciones, muchos proveedores de la economía interna -que necesitan insumos importados- comenzaron a operar a dólares financieros porque el “oficial” no existe, y eso es inflación en el sistema de precios internos. Para no devaluar, Miguel Pesce -presidente del BCRA- se sienta arriba de las reservas que ya no tiene, mientras el presidente medita: “la (silo) bolsa o la vida”.
Silvina Batakis propone abrir una ventana de oportunidad para que los productores aceleren la liquidación de sus granos, bajando pretensiones recaudatorias. No son US$20 mil millones como anabolizó el presidente; pero hay entre US$12 y US$14 mil millones que podrían vender para aliviar las agonías del Frente de Todos.
Sin embargo la propuesta de la ministra de Economía es la resignación de los principios “Nac & Pop”, porque lo que plantea es pagarle más a los que el presidente llama especuladores, resignando recursos que el kirchnerismo concibe propios del gobierno, aunque la Constitución no avale el criterio. No sólo por las causas penales de Cristina se justifican los ataques a la Corte.
La administración central es un caos que todo devora. La recaudación nacional aumentó en el primer semestre 67% interanual (en parte por la inflación que empobrece a todo el sistema) y el aporte de la agroindustria en retenciones es el mejor desde 2015. Pero no alcanza.
La imagen del dron que difunden los kirchneristas duros es el horizonte de un asalto más del populismo sin recursos, empecinado en su inútil arrogancia. Esos acopios están junto a una planta que en Lezama fabrica aceite (la mayoría es girasol) y alimentos para animales. Es parte del insumo de una planta industrial que “agrega valor a la producción primaria”.
Batakis va a Washington en las próximas horas. Necesita destrabar unos US$2800 millones del Banco Mundial y del BID, que también son parte de las reservas que necesita Pesce para “pasar el invierno”, que se lleva dólares en importación de energía. Krtistalina Georgieva volverá a dar tiempo a la Argentina, que recauda mucho y no paga su deuda en dólares, mientras que la nominada en pesos hace tic tac hacia septiembre.
La ministra no llevará el dedo de Alberto. Necesitará argumentar en cambio que los granos son parte del activo productivo que da recursos fiscales y vida a la Argentina. En Estados Unidos le preguntarán sobre la interna oficialista y los silencios de Cristina.