“Cuando llegó el presidente Macri -en diciembre de 2015- nuestras relaciones estaban basadas esencialmente con tres o cuatro países y con la lista más larga posible de enemigos mundiales. Teníamos una asociación preferencial con Venezuela, un diálogo significativo con Irán, un diálogo razonable con Bolivia y después un diálogo valioso con China, que continúa.
“Pero estábamos peleados con Chile por el gas, nos habíamos peleado con Paraguay por una cantidad de cosas incluida la Hidrovía, teníamos problemas con Uruguay por las pasteras y habíamos decidido que nos íbamos a apuñalar mutuamente con Brasil dentro del Mercosur. Teníamos una relación espantosa con los Estados Unidos y nos habíamos peleado con todos los europeos a quienes les debíamos los juicios en el Ciadi”, recordó.
El canciller señaló que “volver al mundo no se hace en tres años y medio. Hemos logrado con el presidente Macri algo extraordinariamente importante; nos ayudó mucho la tarea de una rosarina, Susana Malcorra, que tirando su nombre para ser candidata en Naciones Unidas nos volvió a poner en el consideración”, recordó.
Dijo que “hubo todo un trabajo que fue injustamente descripto por el candidato del Frente para Todos cuando dijo que no basta sacarse una foto para poner al país en el mundo. En realidad, el presidente Macri logró empatías con muchos de los líderes mundiales; el anterior presidente estuvo a punto de ser expulsado del G 20 por su exceso de adoctrinamiento frente a líderes que entienden que han hecho méritos suficientes para no recibir clases. Son líderes de sus propios países, con un lugar relevante en la comunidad mundial”.
Así Jorge como Moria
Faurie recordó la viralización del video en el que llora mientras anuncia al presidente Macri que se firmó el acuerdo Unión Europea-Mercosur. “Estuve como Moria: si querés llorar, llorá... Fueron más de 20 años de negociación”, justificó.
Reseñó que “yo era el primer director del Mercosur en la Cancillería argentina; el acuerdo con Brasil estaba pensado para aprender a ser competitivo en un espacio acotado pero de mayor dimensión que el mercado argentino en los 80. En los años subsiguientes por las crisis aquí y la retracción en Europa -que se dedicó a ampliar sus espacios y distribuir bienestar allí- se nos fueron 15 a 16 años en dinámicas propias de cada bloque. En 2012 se recomenzó la negociación y se firmó el 28 de junio pasado”.
Expuso sobre el acuerdo con la UE que rubros como calzado o textil (sensibles en el mercado interno argentino) tienen acuerdos sectoriales y que en metalmecánica hay “cupos y desgravación” para productos argentinos, desde el inicio de vigencia del acuerdo hasta el año 7, mientras que los europeos tendrán desgravación en el Mercosur desde el año 6 al 15. “Tenemos un período a favor para nosotros para integrarnos en la cadena de valor europea”.
Insistió en que el premio es “el mercado asegurado” y recordó que el acuerdo con Europa abrió las puertas de otro ya firmado con Efta (Lihtenstain, Suiza, Noruega e Islandia).
Ardillas del Báltico al Mediterráneo
El canciller relató que en 1910 “una ardilla podía ir del Báltico al Mediterráneo por los árboles”. Dijo eso y agregó que Europa tiene las industrias más contaminantes “y nos quieren explicar que el problema son nuestras vacas, que mayormente comen pasto”. El canciller recordó que el aporte argentino a la huella de carbono es 0,7 % y que en todo caso el cambio climático no es “chicana” suficiente para alterar el acuerdo UE-Mercosur. Tampoco las amenazas (Austria, Irlanda, Francia) de quienes deberían demostrar afectación al 65 % de una cadena productiva en Europa para vetar el acuerdo con el Mercosur en la instancia del Consejo de la UE.
“Nosotros tenemos que prepararnos para nuestra oferta, por ejemplo la de los frigoríficos”, recomendó. No sin recordar que “siendo exportador tradicional de carnes de toda la vida, habíamos perdido nuestros mercados en favor de países como Australia, Nueva Zelanda, los Estados Unidos. Pero además nos superaron de manera increíble Paraguay y Uruguay. Cometimos errores groseros y en estos tres años y medio hemos logrado retomar mercados para más de 200 productos que llegan a distintas partes del mundo. La apertura de mercados de China, Japón y a partir del acuerdo con UE arancel cero para la cuota Hilton más reducción del 50 % al resto nos obliga a preparar la oferta”.
Justicia y dólares
“Ustedes saben que no existen pesos ni dólares que crezcan en árboles y nunca llovió un dólar. Siempre es todo producto de un esfuerzo de la sociedad, de la institucionalidad, de transparencia. Es muy importante el trabajo estadístico y lo que más interesa es la justicia, sobre todo en un mercado de riesgo. Nuestro sistema judicial no está a la altura de garantizar adecuadamente la solidez de un proceso inversor a pesar de que hemos hecho más de 30 acuerdos de garantías de inversiones, además de los que tenía Argentina de la época del presidente Menem”.
Arándanos y biodiésel
“Ya trabajan 20 mil argentinos, en la cosecha, en el packaging, en el transporte. Pero la apertura de los mercados chino, japonés o de la India plantea posibilidad de empleo para 200 mil argentinos”. Faurie usó la fruta como ejemplo del potencial argentino ante la apertura. “Hemos recuperado el mercado del biodiésel en Europa y vamos bastante bien encaminados a recuperar el mercado de EE.UU. en un proceso judicial que nos va dando la razón. Hemos logrado regresar al sistema generalizado de preferencia de los Estados Unidos que es un posicionamiento importante para 488 productos; estábamos excluidos desde 2003”, recordó.
Unicornios
Faurie señaló que el mercado europeo compra servicios por 800 mil millones de dólares y la Argentina le vende solo por 6 millones de esa moneda, cuando el país tiene en sus especialistas “excelencia de preparación tecnológica”. “Tenemos 5 unicornios y ningún otro país de América Latina tiene uno. Son como nuestros premios Nobel” de Economía, afirmó el canciller en referencia a startups de base tecnológica de desarrollo nacional.
Carbón y litio
“En 1950 a futuro eran prósperos los países que tuvieran hierro y carbón para hacer acero; en este siglo se requieren litio, cobre, níquel y tener energía barata para construir las baterías que van a mover el mundo”. Faurie recordó que en diciembre de 2015 importábamos energía por U$ S 7 mil millones; hoy la Argentina ha vuelvo a ser exportador energético y “estamos en proceso de generar una baja en el costo de la producción (más allá de las tarifas que tenemos que pagar) y la realidad es que somos un productor de gran capacidad de abastecimiento a partir de los recursos de Vaca Muerta. Estamos en situación de vanguardia con energía solar y eólica y con la presencia del litio como producción minera. Las empresas del mundo miran el factor energético como determinante”.