El "Mayo del '68" dejó en el imaginario contemporáneo la épica de los estudiantes marchando por las calles de París y las chicas revoleando corpiños; eso y una huelga general a todas luces memorable.
La oposición protesta contra el endeudamiento y el ajuste. Pero "la mayoría silenciosa" no es cautiva de los que más se expresan.
El "Mayo del '68" dejó en el imaginario contemporáneo la épica de los estudiantes marchando por las calles de París y las chicas revoleando corpiños; eso y una huelga general a todas luces memorable.
También dejó la evidencia de que la protesta y el paro no se extrapolan por ruido o magnitud a la convicción de la "mayoría silenciosa" (el término lo acuñó Richard Nixon), conformada por quienes no participan físicamente de esos colectivos.
Para fines de junio de ese mítico año, Charles De Gaulle y su Unión Democrática por la República salieron fortalecidos en las elecciones parlamentarias; al mismo tiempo el Partido Comunista y la Federación de Izquierda Democrática de Francois Mitterrand redujeron sus diputados.
Cristina Fernández de Kirchner le reprochó a Javier Milei que el FMI le va a dar US$20 mil millones de dólares después de los US$45 mil millones que otorgó durante la gestión de Mauricio Macri. Le advirtió al presidente que de esos US$65 mil millones, "los argentinos no van a ver nada".
Las consignas contra el FMI estuvieron en las ruidosas marchas de los jubilados y seguramente estarán -por orden de la principal dirigente de la oposición- en el paro de la CGT del 10 de abril. Si la ex presidenta está en lo cierto, Milei tiene los días contados.
Es improbable que haya contramarchas oficialistas en la Plaza de Mayo, con vivas a Kristalina Georgieva; pero vale preguntar si las viejas banderas "contra el imperialismo" que levantaron los movimientos políticos del siglo pasado, no están algo desflecadas en el presente argentino. Incluso cuando el imperialismo acecha.
Javier Milei lleva adelante por fuera del cauce constitucional, gracias al sistema de DNU que pergeñó el kirchnerismo, el acuerdo con el Fondo Monetario. Especula que llegará a las urnas de octubre con no más de 1,5% de inflación y la economía en crecimiento.
"Hemos roto tres mitos", se jactó Luis Caputo en su último discurso. El ministro de Economía enumeró en primer lugar un ajuste de 5 puntos del PBI a partir del primer mes de gestión; añadió un crecimiento del 5% "de diciembre a diciembre" en la economía (datos del Indec) en el marco de un ajuste que se suponía "brutalmente recesivo".
"El tercer punto es que era socialmente inaceptable, pero hoy la sociedad entiende perfectamente la importancia de tener las cuentas fiscales en orden".
En la XXIII Conferencia Anual sobre Regulación y Supervisión de Seguros, el ministro dijo hacer lo opuesto a los últimos 120 años en la Argentina. Julie Kozack, la vocera del FMI, se atrevió a señalar que "a pesar del drástico ajuste macroeconómico, la actividad económica se está recuperando con fuerza".
"Los salarios reales están aumentando y la pobreza está disminuyendo. Esta disminución de la pobreza también refleja, por supuesto, un aumento significativo de la asistencia social a los grupos vulnerables".
Cada quien -en la Argentina maniquea- es libre de evaluar en redes sobre la mendacidad o veracidad de datos y propósitos. Pero nadie puede inferir cómo operan en cada uno de los integrantes de la mayoría silenciosa.
La administración Milei compró US$25 mil millones; pagó a importadores y vencimientos. También perdió reservas en 9 jornadas consecutivas por US$1.445 millones ante el temor devaluatorio de los mercados.
"Hace 4 años recibieron un tipo de cambio en $60 y 10 meses después valía $180. Había subido 180%. En 14 meses desde que llegamos el dólar se movió 15%... ¿y es una corrida?", ironizó el ministro Caputo.
De una devaluación se pueden aprovechar los poseedores de divisas, los que se salieron del "carry trade", algunos exportadores, el turismo receptivo. No los asalariados ni los jubilados, que verían reducir el valor de compra de sus ingresos. El gobierno propone bajar impuestos en lugar de devaluar para que todo se agrave; la reforma tributaria no sucederá de inmediato.
En la lógica oficialista, a los US$20 mil millones que recibirá la Argentina del FMI, se le deberán sumar otros montos no especificados por Luis Caputo -pero de libre disponibilidad- para que las reservas brutas del BCRA trepen a unos US$50 mil millones.
La totalidad del dinero en la economía, incluyendo los depósitos, el circulante y las deudas del Banco Central, suman unos US$35 mil millones según las cuentas del propio ministro; de ser así, el gobierno está libre de corridas cambiarias si se cumplen sus pronósticos: podría canjear todos los pesos por dólares y quedarse con divisas en el balance del BCRA.
Cree en cambio que el peso se iría fortaleciendo, porque el superávit fiscal le resta todos los meses entre $1 y 2 billones a la base monetaria. El cepo podrá levantarse sin riesgos cuando la consolidación del balance del BCRA se concrete. ¿Cuándo..? depende de la velocidad de los desembolsos.
Mientras tanto vale repasar los dichos de la vocera del FMI, Julie Kozak: "existe un reconocimiento compartido sobre la necesidad de seguir adoptando un conjunto coherente de políticas fiscales, monetarias y cambiarias, a la vez que se impulsan y profundizan las reformas que impulsen el crecimiento".
Milei no va a devaluar; quiere que los movimientos del dólar sean una circunstancia de libertad en la economía argentina. Una que desacredite a los que marchan y no impacte en la mayoría silenciosa. Todo un propósito.
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