Las bases de sustentación de Javier Milei -los votos de segunda vuelta y la adhesión social desde las redes- encuentran sus fronteras. En el seno del poder institucional, el Senado deja entrever que apoyará en general la ley de Bases y el paquete fiscal; pero con cambios en particular que complicarán la escena del Pacto de Mayo. Y en la calle, después de la marcha en defensa de la educación pública y en el nuevo paro general de la CGT. La recesión promete baja de inflación, pero también desempleo en una economía que no encuentra “drivers” para la recuperación rápida que promete el discurso oficial.
El presidente cuenta con una ventaja: la oposición no posee consistencia alguna que le pueda disputar la escena; incluso Cristina Kirchner está menos embarcada en las disputas con el presidente que en la interna a favor de La Cámpora y de Máximo, en contra de Axel Kicillof, en un peronismo sin líder ni recambios a la vista. Sin embargo Milei enfrenta la evidencia de salarios que entre diciembre y marzo tuvieron un alza nominal del 57,9% mientras la inflación acumuló 90,1%. La construcción se derrumbó en abril 42,2% y la industria retrocedió 21,2% interanual. La economía cayó 3,2% a febrero, la recesión se hace sentir y el retraso cambiario acecha.