Un análisis del Instituto Argentino de Análisis Fiscal, en base a los datos del presupuesto que la Casa Rosada mandó al Congreso para 2022, calcula que el déficit entre ingresos y gastos totales del Sector Público Nacional ascendería a $ 2.961.849 millones (2,9 billones, es decir millones de millones de pesos).
Un billete de $ 1000 mide 155 mm. Si se alinearan -por la parte larga- tantos billetes como sean necesarios para cubrir lo que el gobierno prevé gastar pero no recauda, se cubrirán 459.086 kilómetros en recta. Es una línea de billetes que daría 11 veces la vuelta al mundo a la altura del Ecuador, y aún quedaría un vuelto para seguir andando.
Si hay arreglo y el FMI y el Club de París no nos cobra la deuda el próximo año, y si Martín Guzmán -o quien sea ministro- consigue que todo el festival de bonos del Tesoro y Leliqs más pases se renueven, aún así el BCRA deberá asistir al Ejecutivo con 37% del déficit. De las 11 vueltas, son al menos cuatro con billetes por imprimir.
Como el kirchnerismo dilapidó los superávits gemelos de Néstor, Cristina se gastó la plata de la Anses y las reservas del BCRA y Mauricio Macri agotó la instancia del crédito externo, al país no le quedan fuentes de financiamiento que no sean dólares genuinos (la balanza comercial es exigua) o inversiones externas directas (son insuficientes). Eso o las fuentes financieras internas… y "la maquinita". La pobreza que crece proporcionalmente con la inflación, se expandirá más a medida que pase el tiempo, si la economía no se estabiliza y crece.
Alberto Fernández prometió mejorar jubilaciones y dejar de pagar intereses a los bancos; entre pandemia e ineficacias, bajó las jubilaciones (ajustó haberes) subió la inflación (bajó salarios, licuó gasto público en pesos), retrasó las tarifas y el dólar, al que le puso cepo (problemas de insumos, encarecimiento de precios internos o desabastecimiento, brecha) y no frenó la inflación.
Tenés que leerSegún el Banco Central, la impresión de billetes de $ 1.000 en Argentina superó a la de $ 500El presidente multiplicó la deuda interna mucho más allá del gasto Covid, en un año en el que además entraron U$ S 10 mil millones no presupuestados por mayores precios de granos y derivados, y U$ S 4500 millones por Derechos Especiales de Giro del FMI. Nada de eso estará el año que viene, con una Niña que además amenaza la campaña agrícola.
La economía del país bajó 9,9% en 2020. Si se tiene en cuenta que en el mundo retrocedió 3,5% y en América Latina y Caribe cayó 6,5% (datos del Banco Mundial), hay que concluir que el gobierno nacional tuvo méritos propios para empeorar las cifras en pandemia. Además el año pasado no pagó mayores "costos de herencia" (deuda).
La recuperación de 7,5% del PBI este año es buena noticia pero no crecimiento; sobre una base más baja, no recupera lo que se perdió en 2020.
El problema crece exponencialmente. El Instituto para el Desarrollo Social Argentino calcula que 70% del aumento de Leliqs y pases se emiten para pagar los intereses que esas letras generan. Es decir se emite deuda para sacar los billetes que se mandan sin respaldo al mercado, pagando 36% de intereses, y después emite deuda para pagar los intereses que la deuda genera.
Pero además, como la devaluación "oficial" no supera el 1% mensual promedio, eso supone pagar tasas en dólares del orden 24%. Se entiende por qué los dólares financieros o el blue superan $ 200 mientras los importadores tienen problemas para acceder a la divisa a mitad de precio.
Las transferencias de pesos que el Banco Central le hizo al Tesoro nacional en el de enero a septiembre ascendieron a 3% del PBI en el cálculo de Idesa. Es el monto equivalente al déficit fiscal total. Los insumos importados escasean, las reposiciones se encarecen, las reservas alcanzarían para pagar deuda por U$ S 1850 millones en diciembre, pero ya no los vencimientos en marzo.
Un acuerdo de facilidades extendidas con el FMI a 10 años, aún con las sobretasas para países incumplidores como la Argentina, es un recurso menos caro o riesgoso que las Leliqs disparadas a la enésima. ¿Hará este gobierno un acuerdo? Cristalina Georgieva ha dejado en claro en Roma que el país debe presentar un plan; ¿shock o gradualismo?
Un ajuste severo es socialmente explosivo; la ausencia de un programa económico que gradúe un camino posible, requiere un acuerdo político "al 70%", sea cual fuere el resultado de los comicios. Churchill calculaba que se podían ganar elecciones con el 51%, pero no gobernar con la mitad en contra. Menos en la Argentina endeudada de estas horas.