"Somos optimistas, confiamos en seguir invirtiendo en Santa Fe", asegura el gerente general de Zelltek
Esta semana fue la inauguración de la planta en el Parque Tecnológico del Litoral que permitirá sustituir importaciones por 30 millones de dólares . "Los accionistas de la compañía apuestan por el país aún en este contexto difícil y pandémico", enfatizó.
¿Por qué una empresa, cuyos accionistas finales son alemanes, decide invertir 12 millones de dólares en la ciudad de Santa Fe, una de las más importantes de los últimos años, para ampliar una planta de fabricación de productos biotecnológicos? ¿Qué los impulsa a tomar esta decisión en un momento tan complicado del país, en el medio de una disputa electoral?
"Zelltek tiene una historia en la biotecnología muy importante, aunque parece que estando en Santa Fe queda como relegada. Megalab, nuestra compañía madre, y nuestros accionistas finales que están en Alemania ven a la biotecnología como el futuro de la compañía. Y en Argentina tienen a Zelltek con recursos capacitados en un ecosistema integrado por la universidad, el Conicet. Apuestan a invertir en Argentina, aún en este contexto de país y pandémico complejo. Y creemos que no es la última de las inversiones que vamos a hacer", explica el gerente general de Zelltek, Juan Ceriani.
-¿Hay que darle muchas explicaciones a los accionistas de la empresa?
-Digamos que para nosotros que vivimos en Argentina es normal. Lo que sucede cuando uno tiene que explicar cierta coyuntura de la realidad argentina a alguien que vive en Europa, sobre todo si uno piensa en alemanes que tienen una vida ordenada, metódica, es complejo. Pero también hay más oportunidades en este tipo de nicho en países latinoamericanos que en otros más regulados como Estados Unidos o los europeos, que no suceden tan rápidos como aquí.
-Zelltek el año que viene cumple 30 años. ¿Es difícil tener una visión de empresa a largo plazo en Argentina?
-En el negocio en el que nosotros estamos, que es el de la biotecnología, desde que uno empieza hasta que está en el mercado puede tardar, si todo sale bien, entre 7 y 10 años, incluyendo estudios clínicos. Se trata de inversiones importante, donde además hay que asumir los costos inevitables de aquellas investigaciones y emprendimientos que no salen bien. Por eso es tan importante la visión de país a largo plazo. A los emprendedores tecnológicos el Estado en una primera instancia los tiene que apoyar, y en los últimos tiempos se hizo mucho con la ley de Biotecnología Moderna, por ejemplo. Si en biotecnología no pensás a largo plazo es muy difícil. Zelltek es un caso particular porque tiene 30 años desde que se inició en la universidad y hoy es una empresa de 100 empleados.
-Uno de los más importantes aportes que hace el Estado es la formación de los recursos humanos en las universidades, cuyo valor no se toma en cuenta muchas veces.
-Últimamente se habla mucho de Argentina como proveedor de conocimiento, de la gente que hace software por ejemplo. La biotecnología es otro nicho que tiene un potencial enorme. Las universidades en Argentina tienen la capacidad de formar recursos humanos que si los pones en el nicho adecuado y le das el soporte de largo plazo que necesitan, el país en los próximos puede establecerse como un centro de conocimiento y de transferencia de tecnología enorme.
-Lo que se necesita es capital paciente. Gente que invierta y espere.
-Sí. Ahí el Estado juega un rol capital en los inicios. Y después la colaboración público privada, que es un poco la naciente de Zelltek pero también de muchas otras empresas. Todas las empresas biotecnológicas que se formaron en los últimos tiempos tienen ese componente público privado que ayudan a que el Estado tampoco sea el único capitalizador del crecimiento.
Pablo Aguirre
Foto: Pablo Aguirre
-¿Como entienden la relación público privado? Porque muchas sectores lo entienden como que el Estado debe poner todo y hacerse cargo de las pérdidas y el sector privado solo participar de las ganancias.
-Yo hablo de una relación público privado virtuosa, donde pueda generar un beneficio para el Estado que fue el que corrió el mayor riesgo. Me parece que esa relación para que las tecnologías se queden en Argentina y poder desarrollar el recurso humano para que no se vaya, generando empleos en el sector privado, es un win – win para todos.
-Tengo mucha curiosidad por saber cómo le explican a un alemán las ventajas de invertir en un país imprevisible como Argentina.
-Nuestro valor agregado para que Argentina se vea como un centro de desarrollo biotecnológico es que con muy pocos recursos y muy calificados podemos hacer cosas que en otros países más desarrollados costarían una burocracia y una cantidad de dinero enormes. Nosotros con el grupo de investigación de 23 personas que tenemos entre Santa Fe y Buenos Aires desarrollamos nuestros propios productos. Eso hace que la llegada al mercado sea mucho más corta, que podamos lanzar productos en Latinoamérica mucho más rápido. Es un atractivo enorme. Nosotros en Argentina ya tenemos dos plantas biotecnológicas que reúnen un conocimiento que, si lo queremos mover a otro lado, invertir en otro lado, es muy difícil hacerlo.
-En el campo de lo que hacen ustedes el conocimiento es acumulativo...
-No podes decir cierro las plantas en Argentina y pongo la plata en otro país por el conocimiento que tiene la gente, porque los procesos que son muy específicos. No es como hacer chorizos, actividad que no quiero minimizar porque todo tiene su arte, pero lo que nosotros hacemos es muy específico por eso es decisiva la formación de recursos en la Universidad. Que después tengan un conocimiento de la industria, de cómo introducimos recursos académicos en la industria, es lo que de muy buena manera se está haciendo en Santa Fe. Y eso se tiene que expandir, se tiene que hacer más federal. En provincias importantes como Córdoba o Mendoza se está trabajando en esta línea, en como construimos esta sinergia pública privada, como hacemos que los recursos humanos puedan tener ese conocimiento de la industria.
-Todos los días se escucha a empresarios quejarse de las "trabas" que le pone el Estado para invertir como la presión impositiva, las leyes laborales, restricciones para importar, acceso al financiamiento.
-Nosotros no somos una burbuja, podemos a llegar a tener los mismos problemas que cualquier industria. Tenemos una gran ventaja que es que casi el 70 por ciento de nuestra facturación proviene de nuestras exportaciones. Nosotros vendemos nuestros productos a toda Latinoamérica y a varios países más y eso nos hace tener una fortaleza. Por otro lado, sustituimos importaciones porque mucho de lo que producimos en Argentina es para el mercado local. Y el gobierno en los últimos tiempos ha instrumentado distintas herramientas para la biotecnología, que es uno de los pilares del crecimiento, como la ley de Biotecnología Moderna que nombré antes en la cual las empresas podemos apalancarnos para aprovechar beneficios fiscales que se estarán aplicando en los próximos dos años.
-En los últimos tiempos hubo empresarios anunciando que se iban a Uruguay porque acá los impuestos no permiten a las empresas desarrollarse y se rentables. Hay sobre actuaciones, pero desde siempre las quejas por el "costo argentino" está presente.
-Nuestros accionistas siguen apostando por Argentina, más allá de los inconvenientes que tenemos. Nosotros somos el centro de producción de los productos biológicos para toda Latinoamérica y eso se va a mantener en los próximos años. Estratégicamente Argentina, más allá de todo lo que sabemos, para la biotecnología sigue ocupando un lugar importante en Latinoamérica. Es, después de Brasil, el más grande, con una historia farmacéutica enorme. En los países de Latinoamérica los cinco laboratorios de más venta son extranjeros y en Argentina es completamente al revés. Así que tenemos una industria farmacéutica potente y los productos biológicos o innovadores especiales como los nuestros permiten que Argentina, que tiene que importarlos, pueda utilizar nuestros productos biosimilares, lo que provocó la baja en los precios y por lo tanto que el acceso para los pacientes sea más barato. Una serie de beneficios no solo para nuestra empresa que no es una ONG pero para el Estado también.
¿Cómo les fue con el Covid?
-Nosotros trabajamos y desarrollamos un test que no esta en venta en las farmacias. Lo utiliza el Estado. Participamos también de un llamado de la Organización Panamericana de la Salud para ver si podíamos ser parte de la producción de la vacuna en Latinoamérica, porque nosotros tenemos las instalaciones para hacerlo, que finalmente ganaron las empresas Sinergium y mAbxience.
-¿Están trabajando en el desarrollo de algún producto para el Covid?
-No. Solo el test que ya está finalizado. Tenemos la intención de ofrecer nuestra capacidad productiva y conocimientos para que en el futuro nos tengan en cuenta, por eso participamos de la selección de la que hablé antes. Esto no quiere decir que privadamente en el futuro podamos hacer un convenio que convenga para desarrollar algún producto en Argentina, pero hoy no estamos haciendo nada.
-Me decís que seguramente van a seguir invirtiendo en Santa Fe. ¿Están analizando ir por otras ramas de la biotecnología o la idea es profundizar lo que ya están haciendo?
-Nuestro negocio está en los productos biosimilares. Vemos que ahí está el nicho de negocios futuros no solo para Zelltek sino para nuestra compañía madre. Y es donde está nuestra mayor expertise. Los productos biológicos que puede abarcar desde una vacuna hasta una proteína recombinante como la que hacemos hoy. Las inversiones van a venir por ese lado como ampliar nuestra capacidad de producción y desarrollar nuevos productos, lo que ya estamos haciendo.
-¿De que manera participó el Estado en la inversión que hicieron?
-Lo ha hecho con beneficios impositivos y financiamiento. Además, con las políticas que está implementando.
-¿Son optimistas?
-Si, somos optimistas. Creemos que todavía podemos crecer mucho en el futuro. Hay que entender que el desarrollo de estos productos tiene el respaldo de inversiones por parte de las compañías de 8 o 10 años de investigación más los estudios clínicos, más el desarrollo regulatorio para aprobar un producto que puede durar tres años. Hay atrás una ingeniería de costos que son muy altos por el estilo de producto y de industria que tenemos nosotros.