Según se desprende del último informe de Política Monetaria del Banco Central de la República Argentina, la deuda con los importadores está en su máximo histórico en torno a los US$43.000 millones, nivel al que llegó desde los US$37.000 millones en junio, lo que implica que mientras el Estado se queda con los dólares que entran por exportaciones, a su vez crece el financiamiento privado de las importaciones contra dólares que la autoridad monetaria deberá devolver a futuro. Eso o paralizar la actividad económica, como sucede por estas horas con la planta de GM en Alvear, sólo por mencionar un ejemplo. A ese pasivo se suma la deuda por dividendos que deben girar las empresas al exterior, que a septiembre era de US$8.000 millones. Según la consultora LCG, las reservas netas de la autoridad monetaria alcanzan US$-6.300 millones al 9 de octubre.
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