El último informe de la Universidad Católica Argentina (UCA) resalta que los primeros meses de la presidencia de Javier Milei no cambiaron las tendencias de pobreza estructural que caracterizan a la Argentina desde hace décadas. Si bien algunos indicadores parecen mostrar que “lo peor de la crisis habría pasado”, el reporte destaca que todavía no hay signos de efectiva recuperación evidentes.
A partir de información del INDEC, los resultados estadísticos de la UCA establecen que el último año estuvo caracterizado por un empobrecimiento generalizado y deterioro del bienestar. El informe confirma la caída del poder adquisitivo en todos los estratos, una ampliación de la brecha con respecto a la línea de la pobreza y aumento del desempleo.
El 20 % más rico del país hoy en día concentra el 52 % del ingreso, mientras que los sectores más pobres tan solo el 4,5 %. Esta desigualdad se arrastra: si bien, en promedio, la población perdió alrededor de un 20 % de poder adquisitivo en el último año, este no fue homogéneo. De hecho, el ingreso per cápita del 20 % más rico perdió un 17,9 % de su ingreso real, mientras que para el 20 % más pobre la caída fue de 27,8 %.
Mirá tambiénFrente al "sálvese quien pueda", cómo reconstruir el fracturado tejido socialEsta pérdida de ingresos reales se ve evidenciada por el ingreso promedio por persona. De haber ascendido en valores constantes, para los primeros meses del 2024 debería haber sido $255.247, pero su valor oficial fue $233.695.
“Por ahora, la situación parece encontrar un nuevo equilibrio parcial: todos más pobres, aunque algunos más pobres que otros, con expectativas de un futuro próximo diferente, a la espera de señales de reactivación y progreso”, destaca el informe.
Mirá tambiénAmérica Latina es la región con más desigualdad económica: números para dimensionar una brecha cada vez mayorAsimismo, el reporte titulado “Nuevos pobres, pobres más pobres y más desiguales” determina que el 55,4 % de la población se encuentra en situación de pobreza y el 19,4 % experimenta niveles de indigencia. A comienzos del 2023, las tasas eran de 38,8 % y 8,8 % respectivamente, lo cual muestra un crecimiento agudo.
“El crecimiento significativo en las tasas de indigencia y pobreza por ingresos que habría ocurrido durante el período considerado encuentra explicación en los drásticos cambios evidenciados en términos de bienestar y desigualdad. Los ingresos de los hogares no lograron acompañar el fuerte incremento de los precios y de la valorización de la canasta básica alimentaria y total, siendo esto aún más problemático en los hogares de estratos más bajos”, dice el informe.
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