Un análisis de Gustavo Reyes para el Ieral/Fundación Mediterránea, explica "por qué la economía de Argentina actualmente no necesita un importante ajuste en sus niveles de gasto agregado aunque sí requiere, y de forma urgente, una mejora en las cuentas del sector público".
Señala que "el desequilibrio de gasto de una economía se mide por el déficit de Cuenta Corriente, que se estima en un nivel acotado para 2022, del orden de 0,3 % del PIB. Este guarismo, por un lado, muestra el escaso financiamiento que tiene nuestro país por parte del resto del mundo. Por otra parte, implica que el desequilibrio de gastos ha bajado fuertemente en los últimos años, desde un déficit de cuenta corriente de casi el 5% del PBI".
Sin embargo aclara que "el relativamente bajo nivel de desequilibrio de gasto agregado que tiene la economía argentina es el resultado de un superávit del sector privado que compensa el rojo del sector público.
"Esta compensación -detalla- no es la primera vez que sucede. Una situación similar, aunque con mayores déficits de cuenta corriente, también ocurrió en 1975, 1981, 1987 y 2017".
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Reyes señala que "el hecho que el sector privado presente un elevado superávit de sus cuentas es una clara muestra de los altos niveles de incertidumbre que tiene y se traduce en limitados niveles de inversión y consumo, conjugados con un elevado ahorro relativo.
"Por el elevado grado de incertidumbre actual -detalla- el superávit privado que se registra en el presente supera ampliamente al promedio de los años 1975, 1981, 1987, 1994, 1998 y 2017".
Plantea que "la recesión en una economía se produce cuando cae el nivel agregado de gasto. ¿Cuál es la clave para que una reducción del déficit de las cuentas públicas no genere una baja en el gasto total de la economía y una recesión?: que la disminución del gasto del gobierno sea compensada por un mayor gasto del sector privado, por más inversión y consumo y menos ahorro".
La recesión en una economía se produce cuando cae el nivel agregado de gasto. ¿Cuál es la clave para que una reducción del déficit de las cuentas públicas no genere una baja en el gasto total de la economía y una recesión?: que la disminución del gasto del gobierno sea compensada por un mayor gasto del sector privado, por más inversión y consumo y menos ahorro.
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Reyes apela a "ejemplos históricos de un ajuste que no fue recesivo" y señala "el lanzamiento de planes de estabilización, caso del Austral (mitad de 1985) y de la Convertibilidad (segundo trimestre de 1991. "La consistencia, credibilidad y apoyo del plan que se lleve adelante es la clave que permite reducir la incertidumbre y esto es lo que logra expandir el gasto privado (inversión y consumo - baja del ahorro), compensando el menor gasto público y evitando que la economía se contraiga por el ajuste de las cuentas fiscales".
Por inflación
El titular del Ieral, Carlos Melconian, aseguró que "no estamos frente a una caída nominal del gasto público; ni siquiera frente a una desaceleración obvia". Durante el acto de cierre del año de la entidad, en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, el economista advirtió que "estamos frente a más inflación; el ajuste lo hace la inflación superior, no la desaceleración nominal del gasto".
Dijo que más allá de artilugios con dólar soja, "el déficit primario pre Massa y pos Massa es el mismo". Mientras tanto la inflación será de casi el 100% anual tanto este año como en 2023, según los pronósticos de analistas económicos en el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central.