Batakis promete hacer lo mismo y el mercado responde con el bolsillo
No hay festival de importaciones ni falta de dólares por crecimiento. Quien reemplaza a Guzmán reconoce la necesidad de equilibrio fiscal, pero la política no despeja las dudas sobre sus objetivos.
El Banco Central volvió a desprenderse de divisas. El presidente del Banco Central, Miguel Angel Pesce. Foto: NA
Las reservas netas del BCRA cayeron US$468 millones desde el viernes. La incertidumbre que genera el cambio de Silvina Batakis por Martín Guzmán se llevó una buena porción de los US$ 1500 millones que Miguel Pecse embolsó con el súper cepo que puso fin a las compras puerta a puerta en cuotas al exterior y que canceló el ingreso de insumos desde el exterior.
La autoridad monetaria quiso dar señales fuertes de acumulación de reservas para cumplir con el FMI y demostrar que el mercado de deuda en pesos es sólido. Lo que logró -tras la renuncia de Martín Guzmán- fue dejar a las cadenas productivas y comerciales operando a factura abierta (sin precios) en el mejor de los casos. Los condimentos de la estanflación están todos sobre la mesa.
La autoridad monetaria tuvo que emitir pesos para sostener los bonos emitidos por el Tesoro para financiar su déficit, que los bancos ya no quieren. El BCRA emitió $220 mil el lunes -lleva $1 billón en un mes- para que no se caiga la cotización de los papeles. Son los mismos que recibiría Santa Fe si la Corte homologa el acuerdo para cobrar la deuda de $151 mil millones.
“En otra rueda con menores ingresos de los exportadores y firme demanda para el pago de energía por unos US$150 millones, el BCRA efectuó ventas por unos US$180 millones”, reseñó en la tarde del martes el licenciado Gustavo Quintana en su cuenta de Twitter.
La inflación se estaría disparando a un nivel del 10% mensual según las consultoras privadas, si es que Batakis y su aún incierto equipo de colaboradores no logran calmar al mercado. La ministra pronunció un discurso contra el desequilibrio fiscal pero no habló de ajustes. No por nada el campo teme más retenciones en un país excedido de presión fiscal y con empresas que no pueden hacer frente a la carga tributaria, a no ser que operen en todo o parte desde la informalidad.
El BCRA buscó despejar dudas sobre el “fabregazo” (devaluación del 15% y aumento de tarifas a fines de enero de 2014, con Kicillof como ministro y Cristina presidenta). Fue lo que le sugirió Carlos Melconian a la vicepresidenta para ir ganando tiempo.
El gobierno insistió con el crawling peg para evitar el fogonazo devaluatorio con consecuencias en salarios e inflación. Pero la devaluación progresiva sigue atrasando al dólar ante una inflación que promete síntomas de híper (JP Morgan ya formuló la advertencia explícita) por una emisión que -para muchos especialistas- ha perforado incluso los límites de la Carta Orgánica del BCRA. ¿El remedio es más grave que la enfermedad?
Las ventas de dólares a futuro de la entidad que dirige Pesce sumaron unos 2 mil millones sólo en el primer día de la “gestión Batakis”, poniendo precios escalonados que a diciembre suponen una devaluación del 38,2%. Un valor de referencia “oficial”.
“Festival de importaciones”, acusó Cristina; “...faltan dólares porque crecemos”, consintió Alberto. Ni el diálogo telefónico ni la cena en común son gestos que supongan confianza entre quienes se convidan sapos y se endilgan culpas, a falta de consistencias políticas.
En mayo las importaciones ascendieron a US$7.870 millones (el máximo del mes desde 1992) y las exportaciones US$8.226 millones (apenas un 2% inferior al valor de mayo del 2013 que fue el máximo en la serie del Ministerio de Economía”.
El repaso del Instituto para el Desarrollo Social Argentino señala es el preludio con el que el centro de estudios de Jorge Collina advierte que las importaciones de bienes de capital, bienes intermedios y repuestos de bienes de capital representaron el 67% del total; los combustibles 20% y las compras al exterior de bienes de consumo y el 13% restante.
“Prácticamente 9 de cada 10 dólares de importación son insumos de la producción local”, señala el informe. Eso explica por qué desde la UIA hasta Came han advertido sobre los efectos recesivos del super cepo sobre el mercado interno y el de las exporatciones.
“El exceso de pesos y de deuda pública -insiste Idesa- se canaliza hacia la demanda de dólares, generando inestabilidad cambiaria y pérdidas de reservas en el Banco Central. En otras palabras, no es el ‘festival de importaciones’ sino el ‘festival de emisión de pesos y de deuda’ para financiar el déficit el que hace subir el dólar”.
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