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El titular de la Unión Kiosqueros de la República Argentina (UKRA), Adrián Palacios, afirmó hoy que la situación del sector "es la peor en décadas" ante la caída de ventas y pérdida de rentabilidad que originó el cierre este año de "más de 3.500 kioscos", y en ese marco, cuestionó la reciente suba en el precio de los cigarrillos.
"La situación para nuestros comercios es la peor en décadas. Los resultados de las políticas están a la vista: en lo que va del año cerraron más de 3.500 kioscos, muchos de ellos bien ubicados y de varios años de permanencia", se lamentó Palacios.
En ese contexto, consideró que la reciente suba de 5 por ciento en el precio de los atados de cigarrillos es un nuevo golpe a los kiosqueros, que deben afrontar costos aún más altos para quedarse con un magro margen de ganancia. La entidad alertó que a esta situación se suma la caída del consumo en prácticamente todos los rubros, las fuertes subas en las tarifas de servicios -especialmente de la energía eléctrica- y ajustes de alquiler que promediaron el 40 por ciento.
A principios de mayo, el gobierno nacional dispuso la suba de impuestos a los cigarrillos que impactó en una suba en los precios de los atados de 50 por ciento, y ya acumulan en lo que un alza del 70 por ciento.
Palacios destacó en un comunicado que "ni este ni ninguno de los aumentos anteriores de los cigarrillos compensa lo que venimos perdiendo por la caída en las ventas y los impuestos más altos".
"Del último aumento de , al kiosquero le quedan poco más de 10 centavos, y al Estado el 80 por ciento", indicó. Al respecto, explicó que "el aumento de los cigarrillos, que en realidad se hizo para compensar que se subió la carga fiscal 80 por ciento del precio de venta, no sólo aplica para el consumidor sino también para el kiosquero, que es el que tiene que comprar antes la mercadería".
Para los kioscos, esto implicó que deben invertir más dinero en mercadería, mientras que prácticamente no percibieron ninguna mejora en su margen de ganancia. Palacios recordó que "en su momento le enviamos una carta al ministro de Finanzas, Alfonso Prat Gay, y al de producción, Francisco Cabrera, para que nos reciban y podamos armar una mesa y entre todos, y ver de qué manera podemos recuperar algo de la rentabilidad que perdimos, pero hasta ahora no hubo ninguna respuesta". "Están en juego muchas fuentes de trabajo y el futuro de unas 400.000 personas, incluyendo a los kiosqueros y sus familias", concluyó.