A dos mese de anunciar el “stress financiero”, y en medio de varias medidas cautelares interpuestas por algunos acreedores comerciales, que imposibilitaron la puesta en marcha de las plantas, la aceitera Vicentín está analizando presentarse en convocatoria de acreedores en los próximos días con el objetivo de preservar sus activos, según trascendió e, incluso, dio a entender la propia empresa mediante un comunicado.
El objetivo -según se remarcó- no es abandonar el proceso de renegociación de su deuda, que asciende a unos U$ S 1.350 millones, sino evitar que decisiones judiciales perjudiquen la operatoria de la firma.
En tanto, la firma sigue negociando con distintos jugadores del mercado la venta de algunos de sus activos que se han mostrado interesados. “Las negociaciones no son fáciles, pero seguramente eso se va a producir en algún momento de la negociación porque es la forma de que ingrese liquidez para poder afrontar los compromisos”, dijo una fuente cercana a la compañía.
Este contexto se da luego de una fuerte polémica con la nuevas autoridades del Banco Nación, principal acreedor de la empresa. “Esta compañía que con Macri pasó de estar en el top ten a ser líder de las cerealeras, en septiembre entró en mora, dejó de cancelar sus vencimiento. Lo llamativo es que cuando llegamos a la gestión del banco nos encontramos que la situación crediticia de Vicentín estaba en situación uno. La empresa, que nos encantaría que se recupere y pague y le dé trabajo a más de 5.000 personas, hasta acá su plan es solo café con masitas, porque por escrito no hubo nada”, señaló días atrás el vicepresidente del Nación, Matías Tombolini.
Otro de los flamantes directores del Banco Nación, Claudio Lozano, habló directamente de “maniobras fraudulentas”. “Claramente el ‘muerto’ que la administración Macri-Fraga dejan en el Banco Nación es resultado de una maniobra fraudulenta de la firma en complicidad con la anterior conducción política del país y de la institución financiera”, aseguró.