Para Víctor Sarmiento, "la única manera de sacar al país adelante es con un modelo de desarrollo industrial"
Esperancino, dos veces presidente de la Federación Industrial de Santa Fe y actual vice de la entidad, pide poner en igualdad de condiciones a los empresarios locales con los de otros países. "El mundo se ha vuelto proteccionista y nosotros vamos a contramano", enfatiza.
El industrial esperancino no está en contra de la apertura a las importaciones, pero pide igualdad de condiciones para competir.
"Volvimos a caer en este tipo de medidas" dice Victor Sarmiento, industrial esperancino, dos veces presidente de la Federación Industrial de Santa Fey actual vice de la entidad gremial empresaria, sobre la baja de aranceles que el gobierno anunció que va a aplicar sobre la ropa, textiles y calzados.
Al tiempo que enfatizó que el problema de la industria argentina es "la asimetría que tenemos respecto de las condiciones de producción de otros países" en la cuestión impositiva ya que Argentina "viene aplicando impuestos para sostener las malas gestiones desde hace tiempo que impactan directamente y que se agrava cuando se bajan los aranceles a importación".
"El impacto que tiene este tipo de medias sobre el sector industrial es tremendamente fuerte. La industria textil y el calzado, más allá de la tecnología con la que cuentan, emplea mucha mano de obra cualificada para terminar los productos", advierte Sarmiento sobre las consecuencias que tendrá la apertura de importaciones sobre el tejido manufacturero, medidas que ya fueron tomadas en otros tiempos y que se vuelven a tomar por razones ideológicas.
Víctor Sarmiento, dos veces presidente de la Federación Industrial de Santa Fe. Crédito: Mauricio Garin
"Ya hemos vivido esta situación y esta gestión vuelve a querer implementar políticas económicas que dicen ser para todos los argentinos pero lamentablemente impactan y pega muy fuertemente en el empleo. El presidente en campaña nos dijo claramente a los industriales que nos iba a dar dos años para prepararnos y después abrir las puertas de la República Argentina para la importación. Bueno, parece que le falló el almanaque porque lo comenzó a implementar ni bien inicia la gestión y nos deja sin tiempo para adaptarnos. Esto no es queja, nosotros estamos preparados, estamos acostumbrados a competir, pero si nos igualan la cancha", dice el industrial esperancino.
"Yo quiero un país industrial porque estoy convencido de que es la única manera de sacar al país de todo este despelote en el que lo han metido es a través de un modelo de desarrollo industrial", dice Sarmiento al tiempo que pide imitar las políticas de protección a la industria nacional que aplican todos los países desarrollados del mundo.
"¿Querés vender algo en Brasil o Estados Unidos? Vas a ver los impuestos que te van a poner arriba del producto para ingresar. Acá hacemos al revés, liberamos para que ingresen bajo la idea de que se va a ver beneficiado el ciudadano común. Y estoy de acuerdo, pero dame las mismas condiciones que le dan a la industria en otros países como, por ejemplo, China, que está apalancada por el Estado y produce en volúmenes inalcanzables. Tu modelo es Trump, que ahora está subiendo aranceles a más no poder para poder proteger a su industria nacional. Cuando el mundo va por un lado, nosotros vamos para el otro. ¿Qué pasa cuando vas en contra más? Te vas a pegar una piña de frente y vas a ver lo que le va a pasar al país", grafica Sarmiento.
Pide poner en igualdad de condiciones a los empresarios locales con los de otros países. Gentileza
Impuestos y acceso al crédito
- Hacen énfasis en la cantidad de impuestos que tiene que pagar la industria que los deja fuera de competencia respecto a otros países, pero también en una serie de problemas estructurales que tiene la economía argentina que impactan en la competitividad como los de infraestructura, de transporte, de acceso al financiamiento ¿Cómo se pueden resolver estos problemas?
-Para encontrar una solución o un equilibrio tenemos que sentarnos a hablar. La provincia tiene un diálogo permanente con la Federación. De hecho, la estabilidad fiscal que implementó el gobierno fue en parte gestionada por Fisfe, aceptada, discutida y definitivamente aprobada por el gobernador. Esto tiene puntos muy positivos. Pero lamentablemente el gobierno nacional al desfinanciar absolutamente todo para tener equilibrio fiscal cortó las inversiones, sobre todo en la obra pública, lo que impacta en el estado de la infraestructura, además de en la mano de obra. No es un capricho de los industriales que haya que mantener la infraestructura en las rutas nacionales porque hay que sacar la mercadería desde donde realmente se produce. Tampoco podemos primarizar la economía argentina, esto es, vender solamente porotos de soja o granos de maíz sin industrializar. Queremos un país con desarrollo industrial, pero tenemos que sentarnos a hablar, ni la propia Unión Industrial Argentina, donde tenemos nuestros representantes, son escuchados.
-El otro desafío que enfrentan, tan importante como el de la apertura de las importaciones, es el de dar la batalla ideológica respecto de lo que significa la industria en la economía nacional, en el empleo, en el ingreso de divisas, que no caza en el zoológico ni es prebendaria, que si es cara en comparación con la de otros países es por políticas nacionales como las impositivas y el atraso del tipo de cambio. Digamos que deben enfrentarlas de una vez por todas porque ya pasó con Martínez de Hoz, con Menem, con Macri.
-Es histórico. Argentina es un país de 44 millones de habitantes que no va a poder sostenerse con un modelo para 20 millones como es que quieren aplicar; puede andar en otros países pero aquí no porque el 80% está en manos de las pymes, que son las que contienen y dan trabajo en el interior del interior, no en las grandes urbes, y viven del consumo interno. Nosotros no somos formadores de precios. El gobierno sabe muy bien dónde tendría que apretar para que los precios bajen. Tratar de prebendario a un empresario pyme que se levanta a la misma hora que los empleados, abre la puerta a las 6 de la mañana y es el último que se va y acompaña a su gente. Hay hijos de mis empleados que se cruzan en el club con mis hijos o en la escuela, es muy difícil para nosotros despedir a un empleado, lo sostenemos, lo formamos y lo capacitamos porque sabemos que va al supermercado, paga a los chicos, los zapatos, las zapatillas, el club, el cine. Esto significa mercado interno y lo tenemos que sostener. Yo no digo que no exportemos, al contrario, porque es lo que necesitamos para tener equilibrada la balanza. Pero pensemos, ¿por qué el 20% de todo lo que se va en poroto de soja o en maíz no se transforma en biodiesel o en aceite de soja o en aceite de maíz? Ahora se permite la exportación del cuero libre, no sé por qué. Nosotros venimos de años de acomodar a nuestras industrias para poder sobrevivir, pero estas políticas que se están implementando, lamentablemente, nos van a llevar a tener que tomar otras decisiones. Lo último que vamos a hacer es despedir personal, pero ya tenemos un 2% de baja en el empleo industrial en 2024 en la provincia, que son entre 10 y 11.000 puestos de trabajo menos.
Actual vicepresidente de la Federación Industrial de Santa Fe. Gentileza
Cadena productiva en riesgo
-Otra de las medidas que el gobierno nacional quiere implementar es la apertura de las importaciones para la compra de maquinaria agrícola usada, que en la provincia de Santa Fe, si eso se concreta, va a provocar un desastre en un sector que no solo no caza en el zoológico ni es prebendario sino que es uno de los más competitivos de Argentina y de Sudamérica.
-Viene bien este tema. El sector financiero ya no puede prestarle plata al Estado y tiene que salir a colocar esos fondos. Por lo tanto, hay ahora una línea de créditos para maquinaria agrícola que ha tenido un resultado positivo porque es una de las industrias que permanentemente crece e innova. Ahora, si vos abrís la importación para maquinaria agrícola usada. ¿cómo puede competir una maquinaria nueva en el mercado? No puede. Pero no solamente la maquinaria agrícola. En Rafaela tenemos una de las fábricas de bicicletas más grandes del país, fabrica 800 por día. Liberaron la importación de las bicicletas terminadas para que pueden ingresar a la Argentina sin aranceles, pero para los insumos que deben importarse para armar las bicicletas en el país se los mantuvieron ¿cómo haces para competir?
-¿Hay una intención deliberada de atacar a la industria?
-Es ideológico, esta es la forma en la cual se manejan en los países donde se implementan estas políticas. Pero Argentina no solo no es un país desarrollado sino que en los últimos años hemos involucionado. Por eso trato de hablarle a la gente que quiere seguir aportando al crecimiento, generando mano de obra calificadas y registrada, que es una de las cosas que hacen las pymes. ¿Te imaginás en una ciudad como Esperanza de 40.000 habitantes tener una plantilla de 90 personas, como tenemos nosotros en las dos fábricas, donde el 20 o el 30% esté trabajando en negro? Te crucifica la sociedad. Nosotros estamos consumiendo 300.000 pies de madera por mes y eso es mano de obra intensiva puesta en el monte porque un palet que fabricamos en Esperanza es un árbol que está parado a 400 kilómetros, que hay que tumbar en el monte, desgajarlo, cortarlo a medida, trasladarlo al aserradero y transformarlo en tablitas. Entonces trabaja el tipo que tumba el árbol, el transporte el aserradero, la manufactura de la mano de obra y nosotros le ponemos valor agregado final a un producto que tiene que tener obligadamente cualquier mercadería para irse al exterior cargada. Mira todo lo que se destruye si dejas entrar un palet armado. Miro mi tecnología y digo ¿qué me falta? bueno me voy a China a buscar maquinaria para producir y ser más competitivo y seguir produciendo en mi país. Me resisto a tener que importar lo que yo fabrico. Voy a dar pelea hasta donde pueda y tenemos que ser inteligentes, inventivos. Argentina tiene una capacidad de desarrolladores que es impresionante. Porque así nos han preparado. Tuvimos que prepararnos obligatoriamente porque un gobierno pone una cosa, viene otro lo saca, otro lo corre, otro vuelve a ponerlo.
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