Enrique Cruz (h)
No es aventurado ni tampoco imprevisible lo de Kudelka. Sus equipos anteriores —no los de Unión— jugaron con línea de tres e interpretaron el sistema en forma tan correcta como este plantel lo hizo con el 4-4-1-1 desdoblado en 4-2-3-1 a la hora de atacar. Y el técnico dio muchas señales desde el principio del torneo, cuando habló de “equipo en formación”. Inclusive después de ganar —y muy bien— el clásico ante Colón.
Es bueno también que Kudelka insista y le dé tiempo de desarrollo al nuevo esquema. Que no es definitivo, obviamente, porque “nada es para siempre” en fútbol y hasta los equipos exitosos van teniendo retoques casi permanentes. Hurgar en el detalle de si Kudelka hubiese mantenido o no el esquema si Unión perdía ante All Boys, es anecdótico y hasta inútil: Unión no perdió, tampoco jugó bien y sin embargo se mantiene el esquema. Y está bien.
La cuestión en este Unión va más allá de jugar con 3 o con 4 atrás y de agregar o no a uno más para que se junte y construya fútbol con Rosales. El problema de Unión es el mismo que señalamos en el arranque del torneo y es la falta de gol de sus delanteros. Para colmo, ahora con el agravante de tener a Quiroga (desgarrado) y a Barrales (operado de apendicitis) afuera del equipo.
Kudelka pone de “9” a un jugador que no es “9”. Pereyra no siente esa posición y, además, tampoco tendrá demasiados espacios para moverse: la cancha es chica y el equipo necesitará que él se meta entre los centrales para intentar complicarlos.
¿Qué pasa con Amerise?, es la pregunta que uno se hace. Magnín es una alternativa válida y viaja para el banco, pero con este esquema, Unión necesita alguien que “rompa” entre los centrales. Y el longilíneo y potente delantero que jamás tuvo continuidad, es una alternativa. Pero...