Alberto Contador, Lance Armstrong y la disputa interna en el Astana

La contrarreloj por equipos de mañana parece el único ejercicio en el que el Astana estará obligado a jugar en bloque y dejar de lado la dicotomía que desgarra a la formación entre Alberto Contador y Lance Armstrong.

El final en la Grande-Motte, marcado por un abanico de última hora que dividió el pelotón y que dejó cortado a Contador del grupo en el que sí que iba Armstrong, volvió a poner de manifiesto que el equipo es un gigante con dos cabezas.

Su director, Johan Bruyneel, no para de repetir que el líder es el madrileño, pero no dudó en disponer sus peones de forma que Armstrong sacara provecho de la ruptura del paquete.

El tejano acabó situándose en la tercera plaza de la general y borró de un plumazo la renta que había cedido en la contrarreloj de Mónaco.

El despiste coloca a Contador en una situación incómoda. Pierde un tiempo que no es en absoluto definitivo, pero deja una imagen negativa, una grieta en la fortaleza que había demostrado hasta ahora y por la que se ha colado de nuevo Armstrong, el hombre de los siete Tours, que vuelve con fuerza a la primera página de la ronda gala.

En vísperas de la contrarreloj por equipos, el abanico formado por el equipo Columbia revitaliza la tensión en el seno del Astana y la actitud ambigua de Bruyneel puede mermar las posibilidades de una formación que todo el mundo daba como favorita antes de la etapa.

Falta por saber si esa máquina rueda en la misma dirección y con un único fin, como dicen de puertas para afuera, o si las luchas intestinas que dejan traslucir afectan a su rendimiento en la cronometrada de 39 kilómetros entorno a Montpellier.

En el Astana cuentan con la crono por equipos para agrandar las diferencias con respecto a sus principales rivales en la general. Lo confesó Contador antes de la etapa de La Grande-Motte y también Bruyneel.

Incluso señalaron a su presa más fácil, el australiano Cadel Evans, un rival pegajoso al que será difícil distanciar en otros territorios y que tiene en el equipo su eslabón más débil.

En el seno del Astana se preguntaban si no sería mejor dejar que el jersey amarillo estuviera en la espalda de otro ciclista para reducir el desgaste propio que conlleva para un equipo controlar la carrera.

Para el resto de las formaciones, Astana es el rival a batir. El Silence de Evans ha preparado la prueba de forma concienzuda para ceder el menor tiempo posible, por lo que se encerraron un día en un circuito belga para afinar los automatismos de los ciclistas, afirmó el director, Hendrik Redant.

El equipo se apoyará mucho en Evans y en el veterano Sebastian Lang, un gran rodador que capitaneará la formación en este ejercicio.

El director del Caisse d’Epargne, Eusebio Unzúe, también ve a Astana como el favorito, aunque avisa de la fortaleza de Saxo Bank, que cuenta con un hombre tan fuerte como Fabian Cancellara, “en un gran momento de forma y que es la mitad del equipo”.

“Pero en Astana todos son buenos contrarrelojistas, si se ponen a rodar juntos,...”, afirma el navarro.

La contrarreloj por equipos cuenta con dos partes diferenciadas. Una primera con carreteras estrechas y muchas curvas, un terreno que complicará el trabajo de los especialistas en la disciplina. El tramo final es más recto y plano, y ahí se espera que las locomotoras saquen su ventaja.

Carlos Sastre, que no ha dejado de perder tiempo desde que comenzó el Tour, confía en que la prueba de mañana no penalice mucho a su equipo, el Cervelo, una formación de reciente creación y que ha tenido poco tiempo para aclimatarse a este tipo de pruebas.

“Supliremos la falta de preparación con la experiencia que tenemos como ciclistas”, dijo el español, convencido de que la prueba no arrojará grandes diferencias en la general.

El director del Euskaltel, Igor González de Galdeano, sí espera que la crono por equipos comience a perfilar la general y augura una lucha cerrada entre Saxo y Astana.

EFE