Cuartel. El cuerpo de voluntarios de Liceo Norte cuenta con doce bomberos y una guardia permanente de cuatro personas.
¿Quién no ha soñado alguna vez con subirse a su camión? ¿O con trabajar auxiliando a la comunidad? En Liceo Norte, esta tarea es una realidad que se hace servicio a través del cuerpo de Bomberos Voluntarios.
Cuartel. El cuerpo de voluntarios de Liceo Norte cuenta con doce bomberos y una guardia permanente de cuatro personas.
Ser bombero no es un trabajo sencillo. Mucho menos si a esta vocación se la sigue mediante un voluntariado. A esto bien lo sabe Carlos Vidal, actual subjefe del Cuartel de Bomberos Voluntarios Las Flores que funciona en Blas Parera 8700, barrio Liceo Norte.
Vidal comenzó a trabajar allí en el año 2009. Fue primero aspirante y, tras meses de entrenamiento, bombero. “Todo empezó un día que me pidieron ayuda para rescatar a un perrito. Vine a ayudar, me gustó y me quedé”, comenta quien hoy es subjefe. También destaca que “no es sencillo trabajar como voluntario. En estos años, aprendí lo que es ir a hacer un trabajo y que solamente te paguen con un ‘gracias’. O que te digan: ‘Vamos a apagar un incendio forestal’ y que te traigan solamente una botella de agua para trabajar. A mí me costó un montón”.
Lo más difícil que tuvo que hacer “fue salir un primero de enero para apagar un incendio en un cañaveral. Fue fatal, éramos solamente dos bomberos, hacía mucho calor; fue uno de los incendios más grandes que tuvimos. Pero la verdad es que mi trabajo me retribuye un montón, el agradecimiento de la gente vale tanto como un salario”, cuenta Vidal. Hoy reparte su día entre su trabajo asalariado y las horas que pasa dentro del cuartel, como subjefe de una unidad que se sostiene solamente a base de vocación de servicio a la comunidad.
Apoyo y mantenimiento
Los bomberos voluntarios se capacitan durante seis meses. Ingresan al cuartel como aspirantes y se les brinda una instrucción profesional básica. Luego, deben realizar el curso de bombero que dura desde abril hasta octubre. Allí se cubren materias como: incendios, estructura colapsada, traumatismos o cuerda y nudos. Una vez que obtienen el título, pueden ingresar oficialmente al cuartel.
Con respecto a la actualidad de esta unidad en Liceo Norte, Vidal comenta que “trabajar en este barrio es lindo, la gente está a gusto con nosotros y los vecinos miran de buena manera a los bomberos. El cuartel creció mucho en estos años. Antes era muy chiquito. Por suerte, tenemos un buen jefe y una buena comisión directiva”.
El mantenimiento de este cuartel depende básicamente de la comisión directiva, que junto con los bomberos está a cargo de asegurarse que los equipos y vehículos se encuentren siempre en buenas condiciones. Para que esto sea posible, los Bomberos Voluntarios se apoyan en la colaboración de los vecinos, en la venta de rifas y en los aportes que realizan tanto la Provincia, como la Nación.
Los peligros del fuego
Además de incendios, los bomberos deben prestar tareas en accidentes de tránsito según Vidal, el trabajo más frecuente- o en el rescate de animales, entre otras tareas. “La mayoría de nuestras salidas son por incendios forestales o de cava”, cuenta Vidal.
Y es que en la ciudad no existe aún una conciencia sólida acerca de los peligros del fuego. “Vamos mucho al botánico, allí hay una cava en la que siempre prenden fuego para no acumular la basura y se les termina yendo de las manos. En frente hay una escuelita y también se incendia cada dos por tres. Son hechos generados en la falta de conciencia, porque alguien se quiere deshacer rápido de la basura o tira un cigarrillo prendido en zonas de riesgo” explica, y agrega que “por suerte, tenemos a la unidad de Bomberos Zapadores acá cerca, que siempre nos da una mano”.