El Litoral
El objetivo es cumplir una agenda positiva que ofrezca chances a quienes estén confundidos frente a este fenómeno divulgado en Facebook.
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Télam
Brasil, uno de los países donde el Gobierno abrió investigaciones sobre el reto virtual Ballena Azul, creó un antídoto al perverso juego que invita al suicidio adolescente al que denominaron "Ballena Rosa", con el objetivo de cumplir una agenda positiva que ofrezca chances a quienes estén confundidos frente a este fenómeno divulgado en Facebook.
Una maestra de la ciudad de San Carlos, interior del estado de San Pablo, comenzó con sus alumnos de entre 7 y 9 años el juego "Ballena Rosa" que valoriza la vida y contrapone los 50 pasos exigidos en Ballena Azul, con automutilaciones y peligro de suicidio.
La comunidad de 294.000 seguidores en Facebook fue lanzada en Brasil por un diseñador gráfico y una publicista. Allí se listan 50 buenas acciones. La última, que en Ballena Azul invita al suicidio, en Ballena Rosa significa "Salve una vida".
"El movimiento Ballena Rosa es un contrapunto de Ballena Azul. La Ballena Rosa es un desafío del bien, que invita a hacer buenas acciones, elogiar a amigos, a personas. Es un contrapunto muy interesante. Lo importante es que los alumnos reciban información correcta", explicó a Télam la pedagoga brasileña Sandra de Cunha Cirillo, especializada en formación inclusiva, quien trabaja en San Pablo.
En Brasil, el Ministerio de Justicia pidió la semana pasada a la Policía Federal investigar el desafío luego de casos de suicidios y automutilaciones relatados en las ciudades de Curitiba, Manaos, Paraíba, Río de Janeiro y Mato Grosso.
"Esto evidentemente lleva al suicidio. Es administrado por 'curadores' vía páginas de Facebook. No es un juego ni debe tratarse como tal, es un desafío. Es importante que actúen en las escuelas los gabinetes pedagógicos para informar a los niños", dijo De Cunha.
La actuación policial está yendo detrás de los 'curadores', los adultos o menores que administran los 'desafíos suicidas' de la Ballena Azul, como el caso de la Comisaría de Represión a los Delitos Informáticos de Río de Janeiro, ciudad en la que hubo 101 denuncias de diversos tenores en las últimas dos semanas vinculadas al desafío.