Pese a la coyuntura económica, el gobernador aseguró que “hasta ahora” no han tenido que suspender proyectos, pero aclaró que es preciso cuidar “muchísimo” la inversión.
“Ingreso y egreso deben tener una correspondencia en función de las necesidades. Una de las dificultades más grandes que existe a nivel gobierno es la asignación de recursos”, admitió. Sobre esa base, dijo que en este período han priorizado la seguridad, con una inversión de 54 millones de pesos para equipamiento policial y el ingreso de 1.800 hombres.
A su criterio, esto ha permitido “mejorar” la relación con las fuerzas, y lograr que sea más eficiente. “Que todos los crímenes se hayan descubiertos y que se hayan detectado cargamentos de narcotráfico que antes no aparecían demuestran un cambio”, evaluó.
—¿Usted cree que la gente está más segura?
—La sensación de seguridad no va de la mano de los hechos de inseguridad. Hicimos encuestas en esta ciudad, donde la sensación de inseguridad está en el 75%. Pero, cuando se le pregunta qué relación ha tenido el encuestado o alguna persona cercana con un hecho delictivo, el 75% dice que ninguna. Entonces, sin dejar de reconocer que existe esta sensación, hay situaciones que por allí son tan graves que impactan en toda la sociedad y que nos preocupan a todos. Este proceso va a llevar tiempo; cuando decimos que vamos a hacer más escuelas y hospitales, la gente nos dice: “Más seguridad, más fuerza policial”. Y también lo estamos haciendo. Los graves problemas se viven en las grandes ciudades. Pero, a diferencia de lo que pasaba antes, cuando se mostraban los crímenes y nunca aparecía el criminal, ahora los criminales están apareciendo.
-¿Qué sintió cuando 200 vecinos tomaron el Senado para pedir seguridad?
—Son hechos para los que tenemos que estar preparados. Aquí en la Plaza de Mayo también tuvimos situaciones difíciles. En el último aniversario de la inundación de 2003 vivimos momentos difíciles, pero tenemos la responsabilidad de enfrentarlos porque la gente se mueve a partir de lo que siente. También tenemos la responsabilidad de conocer y estudiar estos fenómenos. Cuando vimos el fenómeno Blumberg, preveíamos lo que iba a pasar porque ya hay muchas experiencias. En Estados Unidos, por ejemplo, que tiene la pena capital, no han disminuido los crímenes. Hay otros factores que intervienen y que es necesario investigar. Sin embargo, los resultados no se ven de un día para el otro.
—Le falta otro soporte que es el de la Justicia, porque el nuevo Código Penal no estaría en vigencia plena hasta el año que viene...
—Pero también en eso estamos avanzando porque antes no teníamos nada. Hasta el caso Fraticelli, nadie decía nada respecto de que teníamos un sistema inquisidor donde el que investigaba juzgaba. ¿Tantos años pasaron y nadie dijo nada? Éstos son los hechos que pusieron en escena un problema, y hoy están la sociedad, los legisladores y la propia Justicia buscando una solución. Estamos encaminados. Las soluciones nunca son mágicas; siempre llevan su tiempo. Pero es importante que estemos en camino.
—¿Insistirán con la reforma de la Constitución?
—Como está planteado, parece que el problema fuese de esta gestión. Pero el problema no es nuestro, es de la democracia. No podemos vanagloriarnos de tener la Constitución más vieja del país. Y además de ser vieja por el tiempo, lo es en sus conceptos. El problema no es nuestro, porque nosotros, como gestión, avanzamos en la descentralización, en la reforma del Código Penal, en jerarquizar la educación y la salud. Sin embargo, todos estos hechos deberían incluirse como formas de una mayor convivencia de los santafesinos, de forma tal que no cualquier decreto los pueda cambiar. Para esto está la Constitución. Es un problema de los santafesinos, por eso creemos que este debate excede el que podamos dar intramuros en esta Casa de Gobierno; deben incorporase los colegios profesionales, la sociedad civil, las instituciones. Tenemos que poner el tema en debate. La Constitución nos habla de la forma en la que los santafesinos decidimos relacionarnos, vivir, progresar, tener un futuro con reglas de juego claras. No hace falta decidir esto en quince días; el debate nos puede llevar meses, pero vale la pena.
—Sin embargo, el Justicialismo dice que ustedes hablan de la reforma para no hablar de otros temas como la pobreza, la inseguridad...
—No, también estamos hablando de eso. A la pobreza no la enfrentamos como una variable; no es que uno gana diez centavos más y deja de ser pobre. La pobreza es cultural y educativa, además de económica. Si a un pobre le duplican el sueldo, no va a salir por eso de la pobreza, porque es un tema cultural. Por eso creamos el gabinete social, donde incluimos vivienda, salud, trabajo decente. Estamos convencidos de que, si no salimos de las políticas prebendarias y entramos a las políticas que incluyen e integran al pobre a las propuestas, de la pobreza no salimos.