Sergio Ferrer
Muchos, especialmente en Argentina y fundamentalmente en Santa Fe, sueñan con la mano terminante y furibunda de Marcos René Maidana, esa trompada que no pudo acertar a pleno en el primer combate y pareciera ser la llave para saldar todas las expectativas engendradas. “El Chino” y su propio equipo, inclusive, creen que esta resolución soñada y ansiada se va a dar, al margen de haber trabajado -aseguran- a conciencia y a destajo, mucho mejor que la primera vez, para un combate de largo aliento. Pero, ¿qué pasa si esa mano antológica no llega? ¿Cómo se hace para ganarle o intentar ganarle a Floyd Mayweather Jr.? El santafesino ¿tiene chances reales y concretas de ganar?
Como todo pegador duro y tozudo, que además “se las aguanta”, Maidana tiene sus chances y seguramente podrá arrimar cierta peligrosidad. Pero creo que esas mismas chances van a desvanecerse si repite técnicamente la pelea de mayo último. Y es que esa noche perdió, a mi entender, con cierta amplitud y claridad, por más que algunos consideren que ganó, por haber privilegiado la cantidad de golpes antes que la calidad, y la fuerza bruta antes que alguna mejora técnica. Así, insisto, peleando como lo hizo antes, pierde seguro, por más que esté mejor desde lo físico, porque también Floyd se superará.
Para reforzar esa idea voy a repetir lo que vengo diciendo cada vez que se me consultó sobre este duelo: la clave de cómo se debe pelear con Floyd está en los pies, no en las manos. Se boxea con los puños, lo sé. Y cualquiera podría pensar que estoy diciendo una insensatez, pero no es así. No hay que olvidar, por ejemplo, lo que decía don Amílcar Brusa: “El mejor gancho al hígado se tira con el pie izquierdo”. Es decir, en la técnica de golpeo, tanto como en la plasticidad y la velocidad de los desplazamientos, está el secreto de un golpe bien tirado. En esa técnica boxística, justamente, hay una diferencia demasiado marcada entre ambos (tal cual lo enfatizó el colega Osvaldo Príncipi en las últimas horas).
Como De la Hoya
Por todo lo anterior, me parece que no sirve de mucho esperar ese “gran” golpe de Marcos, porque es muy probable que ya lo haya tirado (sin lograr conectarlo, lógico) y porque es muy difícil que Floyd se le presente alguna vez como un blanco fácil. En dieciocho años de carrera profesional, el que más cerca estuvo de ganarle a Floyd, sacando al mexicano José Luis Castillo -en el primero de los combates entre ellos, porque ésa es la pelea que “todo el mundo” cree que el “Niño Bonito” perdió-, fue el inolvidable Oscar de la Hoya, un pugilista tan hábil como punzante, muy ligero de manos, pero también de pies; dueño de una ductilidad remarcable y digna de elogio. La que lo hacía boxear prácticamente “en puntitas de pie”, como si fuera deslizándose por el entarimado, pero llevando peligro en ambos puños.
Si no suma estos recursos, a Marcos se le va hacer nuevamente cuesta arriba. El boxeo de Mayweather es como una alquimia de virtudes. La amalgama de pequeñas astucias y destellos propios de un estratega clásico. Ésa es la base que lo ha convertido en un eximio escapista, un verdadero “Houdini del Cuadrilátero”; el gran superviviente de la metralla ajena, el máximo exponente en la lucha del arte contra la naturaleza. Pero ojo, nadie le regaló nada. Es un atleta listo y dedicado, que tiene por hobby saltar a la soga, que adiestra permanentemente sus piernas y aprovecha cada centímetro del ring como si fueran las piezas de un puzzle que debe armar, cuidar y defender. Hablar de cantidad de golpes y de reservas de aire, con él, tal vez no alcance. Por eso, es importante que en Oxnard hayan trabajado con sparring partners movedizos y caminadores, que simulen, aunque menos sea un poco, su forma de trasladarse y boxear.
En mi comentario posterior al primer pleito (publicado en la edición del 4 de mayo de 2014), se puede observar que remarco dos conceptos, porque ya se hablaba de la segunda contienda: 1) Si Maidana le gana, produciría el máximo resultado del boxeo profesional argentino en 185 años de historia, desde 1829 a la fecha; 2) Ganarle a Mayweather, a esta altura, resulta imposible. Ojalá se dé lo primero (aunque, de ser así, el batacazo será histórico a nivel mundial, no sólo nacional) y me equivoque en lo segundo. Que así sea.