Los holandeses pintaron de naranja toda la ciudad de Johannesburgo y el estadio Soccer City, donde se jugó la final del Mundial de Sudáfrica 2010, pero toda la alegría fue de España, que desató su "furia roja" más fuerte que nunca.
Los hinchas holandeses coparon las calles del centro de Johannesburgo, en especial en Sandton City, el lugar que eligieron también los españoles para pasar las horas previas a la final del Mundial de Sudáfrica 2010.
"Nos superan hombre, pero después los vamos a superar nosotros", fue el presagio de un hincha español a otro cuando en uno de los centros comerciales de Sandton ingresó un grupo holandés con bombos, saxos, redoblantes, con los que armaron una fiesta.
El ambiente previo al partido fue una fiesta, con españoles y holandeses que compartieron todo, sin problemas y hermanados por la final del Mundial.
En el aeropuerto Tambo de Johannesburgo también hubo mucho movimiento, porque fueron muchos los hinchas, en especial holandeses, que llegaron hoy para ver exclusivamente la final.
Los holandeses superaron ampliamente a los españoles y muchos tuvieron que hospedarse en Pretoria, a 70 kilómetros de Johannesburgo, porque en la ciudad donde se jugó hoy la final del Mundial la capacidad hotelera estuvo totalmente desbordada.
Las 84.490 personas que pagaron entrada tuvieron su fiesta antes del partido, con la ceremonia de cierre del mundial, que por muchos aspectos será inolvidable.
La primera emoción, ya en la cancha, luego de la previa en el centro de la ciudad, llegó con el inicio de la ceremonia de cierre, que estuvo a cargo del músico sudafricano Stoan Seate, con una interpretación de Sizodalala-la, mientras los bailarines formaban la silueta de una vuvuzela en el medio de la cancha.
Todo explotó con Shakira y su "Waka Waka" y siguió con Seate, para cantar en el escenario, que se montó a un costado de la cancha, en el medio, Everywhere You Go, con el acompañamiento de Africa United.
Luego siguieron el grupo Ladysmith Black Mambazo, ganador de tres premios Grammy, y en el final aparecieron Abigail Kubeka y Mafikzolo, para que lata el Soccer City, que explotó cuando entró Nelson Mandela a la cancha, provocando lágrimas de emoción en los presentes.
Con la salida de los equipos llegaron los cantos por el fútbol, primero con silbidos para el presidente sudafricano, Jacob Zuma, y el titular de la FIFA, Joseph Blatter, para darle paso luego a la emoción y la tensión.
Las asperezas del partido llevaron a que las acciones se siguieran casi en silencio, salvo por el ruido de las "vuvuzelas", que esta vez no molestaron tanto como en encuentros anteriores.
El estadio lucía color naranja por donde se lo mirara, pero los españoles se hicieron sentir más, con sus cantos y gritos, debido a la superioridad de su equipo.
El gol de Andrés Iniesta desató la locura, el festejo inolvidable y cuando Iker Casillas recibió la Copa del Mundo explotó, literalmente, todo.
Los fuegos artificiales y los papeles en el aire mientras los españoles levantaban la copa fueron el principio de una fiesta, que todavía dura por las calles de Johannesburgo.
Fuente: Télam