La sección Periodismo Ciudadano en El Litoral.com vio la luz en septiembre de 2007. Desde entonces hasta hoy pasaron por la sección una interesante variedad de reportes presentados por nuestros lectores.
Caídas de granizo o los destrozos después de una tormenta, calles anegadas o que se llenan de barro tras alguna lluvia, luces prendidas durante las 24 horas, bocas de tormenta tapadas o sin tapa, errores ortográficos en la señalización vial de la ciudad, semáforos confusos, caídas de árboles, caños rotos o tapados de basura, y hasta la aparición de peces, tucuras, mosquitos o alacranes de tamaños desproporcionados.
Muchos de los reclamos de nuestros lectores fueron direccionados a la falta de respuestas oficiales ante reclamos puntuales que guardan relación con servicios a la sociedad. Tal fue el caso de una nota publicada en febrero de este año, que daba cuenta de un semáforo confuso en Pedro Vittori y Salvador del Carril. Allí mientras una flecha indicaba que se podía girar, un cartel -pegado a la luz- lo prohibía. Tras la aparición de esa noticia en Periodismo Ciudadano, el error fue enmendado días después con la remoción del cartel que prohibía realizar el giro.
Ante las denuncias de los focos de alumbrado público que se muestran encendidos durante las 24 horas, las respuestas oficiales fueron que las tormentas dañan las células fotosensibles que regulan su funcionamiento. A pesar de esto algunos vecinos reclamaban mayor control de las mismas ya que algunas permanecen sin reparar durante meses.
Mirada horizontal
A modo de autocrítica un lector envió en una oportunidad una fotografía de bañistas que, a pesar de que un cartel daba expresa orden de no bañarse en las aguas del lugar, se introducía en la zona de la playa Los Alisos cercana al barrio El Pozo.
En esa oportunidad el tirón de orejas fue para los ciudadanos que no respetan las advertencias y luego sufren consecuencias por su inapropiada conducta.
Entre las notas más recientes hubo una de un asiduo colaborador de la sección quien envió una foto de una de las farolas del Puente Colgante con sus cables totalmente expuestos. Hicieron falta dos días para que desde el Municipio se tomen cartas en el asunto.
El dios Baco de la plaza Pueyrredón sufrió varios ataques. Cansado de ver cómo reiteradamente lo restauraban y algún mal vecino lo volvía a romper, uno de nuestros lecto-periodistas envió su fotografía. La estatua fue restaurada pero también volvieron a dañarla.
Es así como nuestros lectores ocasionalmente se transforman en productores y relatores de sus propias noticias. Noticias que otros leen y que les despiertan el bichito inquieto que nos grita a todos desde adentro que todos podemos aportar algo en la solución de nuestros propios problemas.