-Coria fue tu compañero de generación, sin embargo llegó al profesionalismo antes que vos. ¿Te costó al principio ese cambio?
-Sí, un poco. Pero eso se da de manera diferente en cada uno, nunca sabés el porqué. La adaptación es así, como en cualquier otro trabajo. Él despegó un poquito antes y yo salté después, pero no hay una razón específica.
-¿Para ser número 1 del mundo hay que vivir sólo para el tenis?
-Un poco sí. Pero yo creo que no hay que obsesionarse por las cosas. Hay que tener los objetivos claros y luchar por ellos, pero que eso no te deje dormir, ya es demasiado. Yo, por lo menos, lo veo de esa manera.
-En un principio, tu tenis era indescifrable para Roger Federer. ¿Qué creés que cambió él para neutralizar esa superioridad que tenías?
-La mentalidad, obviamente. Además mejoró muchísimo el revés, que era un golpe con el cual cometía muchísimos errores no forzados y era su verdadero punto débil.
-¿Cómo fue la historia previa al Masters 2005?
-Estaba a punto de irme de vacaciones con mis amigos. Me iba al día siguiente al que me llamaron para decirme que viajara a Shanghai para jugar el Masters. Fui y gané.
-¿Eso demuestra que no se necesita tanta concentración antes de cada torneo?
-Se necesita mucha concentración. Lo que pasó esa vez es que yo estaba totalmente tranquilo y distendido, pensando ya en otra cosa. Entonces fui a jugar relajado, sin ninguna presión. No tenía nada que perder y por eso se dio como se dio.