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Las ciudades brasileñas por donde pasa el seleccionado argentino en su periplo mundialista se ponen en alerta, refuerzan la seguridad y buscan amplios espacios para que los fanáticos estén controlados, como empezó a ocurrir en Brasilia, cuyo gobierno espera que unos 100 mil ‘vecinos‘ lleguen para alentar a Lionel Messi y compañía. ‘Hemos recibido un gran número de visitantes de los países vecinos y ahora es el turno de Argentina. Esta magnífico Brasilia, está preparada para recibir a los argentinos y vamos a darle toda nuestra atención‘, sostuvo, a modo de bienvenida, el secretario de Turismo del distrito de Brasilia, Luis Otávio Neve.
Sonó diplomático al hilvanar su discurso entre argentinos con otros ‘vecinos‘, pues sólo para los albicelestes se abrirá el Parque de Exposiciones Granja do Torto, como pasó en San Pablo con el sambódromo local para que allí estacionen y pernocten los visitantes con autos, casas rodante y motorhomes.
En San Pablo también se anunció que se esperaban 70 mil hinchas argentinos, pero los números reales estuvieron lejos de esa cifra. El sambódromo quedó holgado y en el estadio Itaquerao menos de la mitad eran argentinos. En el predio que ofrece ‘gratuitamente‘ el gobierno distrital hay lugar para cuatro mil vehículos, baños y duchas. Habrá una flexibilidad, pues mientras en San Pablo no querían que los argentinos vayan al Fan Fest, en Brasilia se anunció que habrá micros directos desde el gran estacionamiento hasta ese centro de fiesta con pantalla gigante a un valor de tres reales el pasaje.
Desde el miércoles están ingresando autos al distrito desde Minas Gerais y Goias, y la Policia Rodoviaria (Caminera) Federal reforzó las rutas BR 040 y 050. Más de cuatrocientos policías recorrerán la ciudad en 86 móviles para vigilar a los argentinos, en tanto cuentan con la promesa de que los siete policías federales que envió el gobierno de Cristina Kirchner pueda marcar a los barrabravas que tienen derecho de admisión en su país y que logren entrar a la ciudad y al estadio Mané Garrincha para luego ser deportados, como ocurrió con casi medio centenar de hinchas. Cuatro de esos policías estarán el sábado en el estadio Mané Garrincha para tratar de que los brasileños atrapen a los barras que las autoridades argentinas dejaron salir de su territorio.