Desde hace tres décadas, Jorge Pecorari abre su puesto al alba, donde trabaja hasta las 22. Es hijo de Alberto Pecorari, precursor de los quioscos de diarios y revistas en la peatonal San Martín, y junto a su padre y su hermano tienen ese negocio desde siempre. Primero, el puesto estuvo “acá a la vuelta, y cuando se hizo peatonal -en la década del ‘80- nos mudamos adonde estamos hoy”. La suya es una esquina clave de la vida bancaria santafesina: San Martín y Tucumán, y su movimiento es el que marca el ritmo del comercio. Según Jorge “acá, a la noche no queda nadie ni nada. Es mejor irse para no correr riesgos”. Aclara que la seguridad “mejoró mucho con las cámaras y el personal privado de la peatonal”, y agrega que, “como siempre hay gente dando vueltas con dinero por los bancos, necesitamos más presencia policial”. En el fragor de la mañana santafesina, Jorge saluda, escucha y vende. “La gente está muy preocupada por la situación económica, no sabe en qué invertir o qué hacer; pero compra igual”.