El comandante del rompehielos Almirante Irízar, capitán de fragata, Guillermo Tarapow, señaló que "si (el barco) se hubiera hundido antes que mi tripulación hubiera sido rescatada, me hubiera hundido con el buque".
"Yo sabía que tenía que permanecer a bordo hasta tanto estuviera asegurado el salvataje de mi tripulación; ser capitán es un rol que está por arriba de la persona y no iba a ser yo el comandante que iba a distorsionar ese rol para todas las marinas del mundo", agregó Tarapow tras arribar con el rompehielos siniestrado hace diez días a la Base Naval de Puerto Belgrano.
El rompehielos que hace diez días sufrió un incendio en proximidades de Puerto Madryn, arribó pasadas las 20.35 junto con dos remolcadores a una de las dársenas de la Base Naval de Puerto Belgrano, ubicada a 30 kilómetros de Bahía Blanca.
En la dársena se hallaban presentes el jefe de la Armada, almirante Jorge Godoy, el secretario de Asuntos Militares, José María Vazqués Ocampo como así también oficiales navales, intendentes de la zona, los tripulantes del rompehielos y familiares.
Reencuentro
Tras el saludo protocolar y el abrazo con su esposa, hermanos y padres, el marino dijo que "no hice más que lo que tenía que hacer en ese momento, asegurarme que toda mi tripulación hubiera abandonado el buque y mi segunda preocupación era si alguien hubiera muerto en el incendio recuperar su cuerpo para traerlo a la familia, pero yo no sé que hubiera pasado con mi vida si algo de ello hubiera pasado".
Al ser consultado sobre las causas del incendio del rompehielos, Tarapow informó que "fue en el motor número dos que teníamos nuevo, se le había hecho el service que le corresponde por la cantidad de horas de uso, lo habíamos probado en todas las exigencias del protocolo y aprobada esta reparación por el representante del motor en la República Argentina".
"El motor estaba impecable, sin embargo se produjo una ruptura en una tubería de provisión de combustible por encima del motor que salpicó al otro justo en el lugar donde está más caliente, fue instantánea y se produjo la rotura total de esa tubería presurizada a 2 bar, dos kilogramos por centímetro cuadrado de presión", explicó.
"Tiró combustible y en menos de tres minutos fue una bola de fuego, fue excepcional porque en 30 años de marino que tengo y en muchas lecturas nunca ví algo así", comentó el capitán del rompehielos.
Un infierno
Tarapow agregó que el incendio "fundió el motor de aluminio que funde a 600 grados, o el bronce a 900 o el hierro a 1.500 grados y eso está fundido".
En el caso de la flotabilidad del buque, el comandante expresó que "estaba comprometida porque una temperatura de 1.500 grados generó dilataciones que produjeron el corte de algunos tornillos de las placas de metal, entonces la seguridad estaba comprometida y la estabilidad también".
"Durante las dos horas y media que combatimos el incendio metimos cerca de 270 toneladas de agua de mar intentando confinarlo", agregó.
Tarapow señaló también que "el resultado era menos que incierto, era confirmado que el buque estaba predestinado a estallar porque a bordo teníamos un millón de litros de combustible diesel, 100 mil de gasoil antártico y casi 40 mil litros de combustible de aeronavegación, una verdadera bomba de tiempo".
Decisión límite
Sobre la decisión de evacuar la nave, el capitán de fragata dijo que "hay decisiones para las cuales uno se prepara a lo largo de toda la vida, y hubo una evaluación que en ese momento se hizo en el buque de absolutamente todos los profesionales que asisten a un comandante, que son fuente de información".
"La decisión fue muy sencilla: en ese momento habíamos combatido con todos los medios disponibles con todo el profesionalismo y procedimientos", explicó.
"Indudablemente genera una gran pena porque el rompehielos venía de una campaña antártica exitosa, estábamos con la tripulación listos a volver a zarpar para los próximos compromisos del año polar internacional", agregó.
Prioridades en la emergencia
Tarapow informó además que, al iniciarse el incendio, "lo primero en que pensaba era en la gente que estaba confiada en mi mando, como la tripulación, los científicos, invitados especiales como el periodismo, esa era la principal prioridad y preocupación que siempre tuve".
Al ser consultado sobre si sentía un héroe, el capitán enfatizó que "nadie da lo que no tiene y en mi caso sale desde mi familia, que es naval, y seguramente en el caso de ustedes que también han tenido una familia, muchos de los valores se comienzan a inculcar en la casa de cada uno y se van construyendo a lo largo del tiempo".
"En toda esta situación me sentí completamente en paz, no me siento un héroe porque me siento igual a todos, porque todos hubieran combatido con la misma pasión que hicimos nosotros", comentó.
"Cuando me quedé a solas con Dios fue después de haber chequeado camarote por camarote, pasillo por pasillo, cámara por cámara, de los que no estaban tomados por el fuego y entonces me comuniqué con los buques mercantes que nos estaban asistiendo", agregó.
Fuente: Agencia Télam- El Litoral