A los pocos días de haber cumplido veintinueve años, Luis Recce dejaba atrás su vida y se embarcaba a tierras lejanas. Era el sexto de ocho hermanos y vivía en Avelino, Italia. Como muchos, debió participar de una guerra decidida por otros y ver como resultado a su país devastado por tantas muertes.
Él cuenta que fueron “6 años, 1 mes y diez días de guerra”, en los que no sólo perdió a muchos seres queridos sino que también terminó tomado como prisionero en un campo ubicado en Sudáfrica. Tras ser liberado, se casó y tuvo a su primera hija. Pero en esos momentos, Italia no era un buen lugar para iniciar una familia ni para intentar prosperar. Fue así que Luis tomó coraje y respondió a una invitación de su hermana para venir a Argentina. Un par de años antes, ella había viajado junto a su marido también buscando mejores oportunidades. El 28 de agosto de 1948, tras veintisiete días en un barco, finalmente llegó a Argentina y luego a la zona en la que hoy se erige Villa María Selva. Dejó a su mujer y a su pequeña en Italia, mientras trabajaba para proporcionarles un futuro en Santa Fe. Afortunadamente no estaba solo en la ciudad. Muchos de sus conocidos y amigos llegaron junto con él con el mismo fin. Por esta razón, al barrio se lo denomina como “la Italia chica”, debido a que sus fundadores fueron en su mayoría inmigrantes italianos. Aquellas no fueron épocas fáciles. La comunicación con su mujer se daba sólo a través de cartas y su hija crecía sin un padre. Pero el esfuerzo y la paciencia valieron la pena y finalmente en 1951 su mujer y su hija pudieron reencontrarse con él en nuestra ciudad. Luis cuenta que cuando llegó al barrio “no había nada”, que era sólo un descampado con unas pocas casas. Los inmigrantes que llegaron a María Selva tuvieron que construir sus propios hogares con los pesos que iban juntando gracias a sus trabajos. Para Recce, el empleo que logró poner en pie a su familia fue un puesto de obrero clasificador en una empresa de hierros, ubicada en avenida Galicia. Allí, contó Luis, “trabajó 31 años, 1 mes y 10 días”. En los años que estuvo en Santa Fe, dos veces volvió a su pueblo en Italia. Sin embargo, reconoce que sus raíces hoy están aquí. A sus 93 años, agradece a nuestra ciudad por recibirlo junto a su familia y haberle brindado la posibilidad de conseguir un empleo. Pasa sus días rodeado de sus seres queridos y acompañando a su hijo Juan Carlos Recce, que desde hace nueve años está a cargo de la atención del buffet del club “Figli di Lioni” ubicado en el corazón de Villa María Selva.
Juntos. Luis Recce acompaña a su hijo Juan Carlos mientras éste atiende el buffet del club “Figli di Lioni” ubicado en el corazón de Villa María Selva.