De la redacción de El Litoral
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En el Gigante de Arroyito se escribió otro capítulo de esta saga violenta. Cuando se supo que el partido se había suspendido, la denominada “voz del estadio” comunicó que Newell’s había “abandonado”, un mensaje demagógico que generó una enorme exaltación entre los canallas.
Esto lo confirmó el presidente de la institución, Norberto Speciale, cuando durante la transmisión de televisión dijo: “Acá se iba a jugar pero el otro equipo no vino”.
Tras la suspensión del partido, los dirigentes de Central tuvieron la desopilante idea de que los jugadores salieran a la cancha y realizaran un entrenamiento. Cuando lo hicieron, se produjo una invasión masiva del público desde las tribunas y plateas para robarle la ropa a los jugadores, que no terminó de forma trágica porque los futbolistas tuvieron la rápida reacción de salir corriendo a toda velocidad hacia el túnel para refugiarse en el vestuario.
Cámaras apagadas y un club abierto
Alejandra Rodenas, jueza de Instrucción Nº 2, y la fiscal Nora Marull, convocaron el jueves pasado a una reunión entre las dirigencias de ambos clubes y el Ministerio de Seguridad para coordinar acciones para evitar episodios de violencia. A la magistrada le llamó mucho la atención, según admitió durante la mañana, que las cámaras de seguridad del club no estuviesen en funcionamiento durante los incidentes. Newell’s informó de manera oficial que el dispositivo de registro de imágenes estaba averiado por un desperfecto eléctrico. Desde la EPE salieron a aclarar que no hubo inconvenientes en el suministro a esa hora en la zona del estadio leproso.
“Las cámaras de seguridad son tres: la 4, 16 y 12. No estaban destruidas, sino en buen estado. Lo que se dijo es que saltó el disyuntor que funciona en un tablero interno del estadio. Por eso no hay llamativamente filmaciones, algo que es obligatorio. Se hizo un acta y se le tomó declaración testimonial al encargado de mantenimiento de esas cámaras”, informó la magistrada.
“La investigación la lleva adelante la División Judiciales de la URII porque hay policías implicados. El conflicto se inicia en Pellegrini y Pueyrredón aparentemente con un grupo de hinchas de Newell’s que hostigaron a otro de Central que iba al estadio de Central. Un grupo de policías al advertirlo para evitar cualquier conflicto los intentan disuadir. Los hinchas se trasladan, pasan por el Palomar y se refugian en el estadio, precisamente en la pensión. Hubo nueve detenidos, siete sin antecedentes y dos que los poseen y se secuestra un arma calibre 9 milímetros”, dijo Rodenas.