El presidente de Colón tenía previsto “colgar” a Totono Grisales. Cuentan, en su fuero íntimo, que estaba realmente cansado de idas y vueltas, situaciones confusas, declaraciones que “se hacían pero no se hacían”, de los “yo no dije lo que se dijo” que tanto molestó a los dirigentes y también a la gente de Colón.
Lo cierto es que Totono -un gran jugador de fútbol, sin dudas-, no quería jugar más en Colón. Y ante esa alternativa, casi como una actitud caprichosa y totalmente alejada de una prudente posición profesional, al club no le quedaba otra que recurrir a Afa y Fifa para inhabilitar al jugador y dejarlo afuera de competencia.
Independiente lo quería a Grisales. Su técnico le imploraba a Comparada que se lo trajera. Y el presidente de Independiente, ante el cariz que tomaron los hechos, optó por tomar distancia de la situación. “Primero, que resuelva Grisales su tema con Colón; y después, vemos si arreglamos con él”, señaló en reiteradas ocasiones Comparada.
En Buenos Aires se decía, en aquellos primeros días de enero, que Totono venía para ponerse la roja de Independiente. Y nada de eso ocurrió hasta que a Colón (a Lerche, precisamente), se le ocurrió una solución: “sacarle” a Rodrigo Díaz a Independiente para que así se destrabe el tema Grisales.
Y resultó. Colón se sacó de encima a un jugador que no demostró ser ni respetuoso ni profesional con Colón, y trajo a otro que ya en el primer partido mostró lo que vale y lo que sirve. Fue una patriada de la dirigencia que desde el vamos empezó a dar buenos dividendos.