El destituido presidente de Paraguay Fernando Lugo dijo, en sus primeras palabras públicas después de ser separado hoy del cargo, que se somete a la decisión del Senado, aunque la ley “haya sido torcida como una frágil rama al viento”.
“Esta noche salgo por la puerta más grande de la patria, salgo por la puerta del corazón de mis compatriotas”, dijo un Lugo de gesto adusto en medio de los aplausos de sus colaboradores, presentes en su despedida en el Palacio.
“Hoy no es Fernando Lugo el que recibe un golpe” sino que es “la Historia paraguaya, su democracia la que ha sido herida profundamente”, observó el exmandatario, para denunciar que se han transgredido todos los principios de la defensa “de manera cobarde y alevosa”.
“Espero que sus ejecutores tengan presente la gravedad de sus hechos”, pidió Lugo, que poco antes había sido destituido por mal desempeño en sus funciones por el Senado, constituido como establece la Constitución como tribunal para el “juicio político” promovido en la víspera por la Cámara de Diputados.
Lugo llamó a sus partidarios a manifestarse de manera pacífica: “que la sangre de los justos no se derrame nunca más por causa de intereses mezquinos en nuestro país”, demandó.
“Fernando Lugo no responde a clases políticas, no responde a la mafia ni al narcotráfico”, dijo en alusión aparente a las denuncias en ese sentido contra Horacio Cartes, precandidato presidencial “colorado” al que el exobispo católico responsabiliza del enjuiciamiento en su contra.
“Este ciudadano (Lugo) respondió y seguirá respondiendo ayer, ahora y siempre al llamado de los compatriotas más humildes y excluidos y de los que, gozando del buen vivir e incluso de la abundancia, saben que tenemos un deber de solidaridad”, abundó.
Tras su discurso, en el que expresó su agradecimiento a todos los que le apoyaron y deseó tres veces “mucha fuerza” a todos los compatriotas “de buen corazón”, el ya expresidente se retiró del Palacio de Gobierno hacia su residencia oficial.
EFE