La bandera del dolor
La bandera del dolor
Foto: Archivo / Pablo Aguirre - Mauricio Garín - Flavio Raina
Catalina de Narváez es una referente de la Asociación de Familiares de Víctimas de la Inseguridad que nació en 2008. Actualmente, convocan a sólo 4 marchas por año en la Plaza de Mayo “porque llegó un momento en que dábamos lástima por los pocos que éramos”; la próxima es el 3 de diciembre. “Yo me quedé con las manos vacías, y la lucha, el pedido de justicia me mantienen en pie”, dijo Catalina cuyo nieto, Gabriel Rosales, murió en un cruce de disparos entre bandas antagónicas en 2006. Un crimen impune. Fue en la manifestación pública donde la mujer encontró el espacio para volcar su dolor y elaborar la utopía para lo que le queda de vida: que todos los santafesinos “se unan en un solo pedido de justicia”. En ese sentido, la postura de la asociación respecto de otras marchas por el mismo reclamo, resulta contradictoria. “No participamos de todas las movilizaciones que se hacen porque hasta que no nos unamos todos, las cosas no van a cambiar”, sentenció.
La experiencia de la “Marcha de las Antorchas”, que se formó a instancias de la inundación del río Salado el martes 29 de abril de 2003, resulta similar a la de los familiares de víctimas. “Sentimos la soledad y, al darnos cuenta de que éramos un paisaje de la plaza, empezamos a marchar el 29 de cada mes y no todos los martes como lo hicimos cuando nació la organización”, señalaron desde el grupo. El germen está intacto: “mantener la memoria porque la impunidad no es eterna”. La marcha está conformada por no más de 10 integrantes, a pesar de que se inundó un tercio de la ciudad. Permanecer en la Plaza de Mayo, junto a las cruces que recuerdan a las víctimas fatales de la catástrofe hídrica, “también significa agradecer la solidaridad que recibimos por aquellos días de la sociedad santafesina”. Fue uno de los grupos que participó del acto que se realizó en la plaza al cumplirse el décimo aniversario de la inundación.
El “Foro Santa Fe contra la Trata” es otra de las agrupaciones que viene haciendo flamear su bandera en la esfera pública. “Las marchas nacen cuando las cosas te pasan a ‘vos’. A pesar de eso, el alto nivel de participación de los jóvenes en política mantiene el debate y el acompañamiento de las causas como las del foro”, explicó María Claudia Albornoz, una referente del grupo que aborda la problemática de la trata de personas en la ciudad. Si bien reconoció la empatía que despierta el tema en agrupaciones de estudiantes o de quienes trabajan en los barrios, agregó que “otra parte de la sociedad” no se involucra. “Hay otro sector que está solamente interesado en continuar ‘consumiendo’. Pero es el mismo que no se compromete con nada. El que puede simbolizar el problema de la trata apoya”, precisó.