Darío Pignata
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Un equipo armado con jugadores que se conocen de memoria con el técnico: Zubeldía. Un equipo en formación que está conociendo al técnico: Forestello. Un equipo que viene con el “lomo” afuera por el descenso de su tradicional rival: Independiente. Un equipo al que el descenso del tradicional oponente le generó un problema impensado: perdió el clásico con su rival descendido y sin ganar de local en todo el torneo.
Ese microclima de arrastre generaba tanta incógnita de cara a los nombres “viejos” —Raldes, Alcoba, Moreno, Prediger, Mugni— como expectativa para ver a los nuevos.
Se sabe, en una primera fecha, a todos les falta fútbol. Salvo Vélez y Racing, que no tocaron casi nada. Entonces, recibir un baldazo de entrada podía ser preanuncio de tormentas. Adentro y afuera. Sin embargo, Colón sacó la cara y empató. No pasa, al fin y al cabo, por el punto en sí. En un arranque, si bien es mejor que perder, un punto no dice nada. Lo que dice mucho es la personalidad para sobreponerse a la adversidad. Está bueno que el equipo vaya creciendo con ese tipo de anticuerpos. Mucho más jugando en casa.