La situación de los mercados internacionales se agrava día a día, tal como lo puso de relieve hoy el nuevo derrumbe experimentado por las acciones, el pretróleo y otros commodities, en el primer día hábil después de la rebaja dispuesta por Standard & Poor‘s en la calificación crediticia de Estados Unidos.
Sin respuestas particulares ni articuladas por parte de las grandes potencias económicas, Wall Street y las Bolsas de toda Europa, Asia y América latina se desplomaron hoy con una profundidad aún mayor al del ‘jueves negro‘ de la semana pasada.
El Dow Jones perdió un 5,55% y el Nasdaq un 6,90%, ratificando la corriente de pesimismo que invade a los mercados estadounidenses después del precario arreglo fiscal alcanzado entre oposición y oficialismo y, sobre todo, tras la reducción de la calificación de los títulos públicos de EEUU.
En Europa, el Banco Central Europeo (BCE) aceptó durante el fin de semana, y así lo anunció, que intervendría en los mercados secundarios comprando bonos públicos de España y de Italia, para enviar una señal de respaldo a estos dos países.
Si bien el objetivo fue logrado, tal como se pudo observar hoy con la caída de unos 100 puntos básicos del riesgo-país español, y también en el de Italia, la intervención del BCE apoyado por Alemania y el compromiso del G-7 de aumentar la liquidez no alcanzaron para frenar la caída libre de las acciones.
Madrid, que había comenzado con un repunte, volvió a cerrar en baja, esta vez del 2,4%, un porcentaje similar al 2,3% que retrocedió Milán, el otro centro de las preocupaciones de los observadores.
En ambos recintos bursátiles se dejó sentir el aspecto positivo de la compra de bonos del BCE, ya que en el resto de Bolsas europeas el desplome fue mucho mayor.
Atenas se hundió en un 6%, Frankfurt cayó 5%, la Bolsa de París un 4,7% y Londres el 3,39%. Por su parte, Amsterdam cedió 4,38%, Zurich un 3,95% y Estocolmo un 4,82%. En Oriente, mientras tanto, los mercados perdieron 2,17% en Hong Kong, un 2,18% en Tokio, un 2,91% en Sydney y un 3,79% en Shanghai.
Pero hoy la crisis se extendió aún más que el viernes pasado a los dos grandes mercados de Sudamérica, ya que el índice Bovespa de la Bolsa de San Pablo perdió 8,09% y el Merval de Buenos Aires marcó un fuerte rojo del 10,73%.
Con el oro como principal valor de refugio, con el franco suizo en menor medida cumpliendo el mismo rol, la suba experimentada hoy por el metal precioso superó ampliamente el ritmo de aumento que venía mostrando, ya que trepó un 4% y cerró a 1.730 dólares la onza, para terminar cerrando a 1.717 dólares.
El petróleo Brent volvió a caer, hoy un 5,18% y el WTI se desplomó un 6,68%, en medio de temores cada vez más generalizados de que la economía mundial, con EEUU a la cabeza, marcha hacia una segunda recesión, que podría ser incluso más profunda que la de 2008-2009.
El temor a la recesión es lo que está en la base del derrumbe de los mercados, y así lo muestra también la baja de comoditties como el cobre, que perdió un 4,53% y una canasta de materias primas mostró que cayeron un 2,38% en promedio.
En el caso de las monedas, el dólar se mantuvo más firme hoy, de manera paradójica, ganando algún terreno al euro, que cerró a 1,42 unidades por billete verdes, pero cayó posteriomente hasta 1,4130.
Lo mismo puede decirse de los Bonos del Tesoro cuyo rendimiento descendió a 2,31% tras la degradación de su calificación por la agencia Standard & Poors el viernes pasado, pero que no sufrió ninguna corrida en su contra.
La explicación de la fortaleza relativa de moneda y títulos estadounidenses es que la mayor parte de las reservas del mundo están denominadas en el dólar y en los títulos públicos del Estado norteamericano.
Deshacerse masivamente de ellos no sólo implica que exista una inversión alternativa, la cual fuera del oro no está presente, sino una pérdida de valor tan fuerte que ningún tenedor puede lanzarse a desprenderse de estos papeles y del dólar sin arriesgar abultadas pérdidas en su cartera.
El Grupo de los 20 (G-20) se mostró hoy dispuesto a hacerse presente en la crisis y declaró que está listo para actuar conjuntamente con el objetivo de estabilizar los mercados financieros y proteger el crecimiento.
Pero, más allá de las declaraciones, los mercados se siguen desplomando sin atender a las palabras y ni siquiera a las promesas de países como Italia que han decidido aplicar medidas de ajuste draconianas sin entusiasmar a sus inversores.
Télam