Ramón Díaz, el entrenador del San Lorenzo que se consagró campeón del Torneo Clausura-2007 del fútbol argentino, fue el gran forjador del equipo azulgrana, con una campaña notable en apenas seis meses de conducción.
El Pelado' Díaz consiguió en poco tiempo lo que parecía imposible, ya que llevó al primer puesto a un plantel que en el segundo semestre del año pasado rondó las últimas posines y hasta fue vapuleado con goleadas humillantes por Boca (7-1) y River (5-0).
Tras la destitución del DT Oscar Ruggeri, el presidente de San Lorenzo, Rafael Savino, decidió confiarle el mando del equipo a Díaz, a pesar de que el Pelado' llevaba más de cuatro años sin dirigir en el fútbol argentino, y era mirado de reojo por los fanáticos a causa de su histórica identificación con River.
En efecto, Díaz se convirtió en el entrenador más ganador de la historia de los millonarios', con cinco títulos en el plano local, además de la obtención de la Copa Libertadores-1996, la última en la historia de ese club, y la Supercopa Sudamericana de 1997.
Díaz, de 47 años, también cuenta con excelentes antecedentes como futbolista, ya que en sus comienzos fue campeón mundial juvenil en Japón-1979, en un equipo de ensueño que tenía como figura a Diego Maradona, de quien era amigo y luego se distanció.
Surgido en River, ganó seis títulos como jugador en la entidad de la banda roja, cinco en los comienzos y otro en una segunda etapa (1991), al regreso de su periplo por los italianos Nápoles, Avellino, Florentina e Inter, con el que se consagró campeón de la liga en 1988/1989, el francés AS Mónaco y el japonés Yokohama Marinos, con un total de 214 goles en 484 partidos como profesional.
Díaz, además, actuó en la selección argentina, con diez goles en 24 partidos, y un paso sin mayor éxito en el Mundial de España-1982.
Con el tiempo, el artillero exquisito le dio paso al entrenador de gran capacidad dialéctica para lanzar frases punzantes y picarescas, que hasta lo acercaron a Mauricio Macri, el presidente de Boca, el rival eterno, encantado con la manera de vivir el fútbol del Pelado' Díaz.
Pese a su simpatía y a los éxitos cosechados, no le resultó sencillo conquistar al público, en medio de rumores que decían que eran los jugadores más experimentados de River quienes lo ayudaban a formar el equipo y en las cuestiones tácticas.
Pero, con tantos éxitos en las alforjas, consiguió acallar las malas lenguas, aunque se alejó de River, por un enfrentamiento con los dirigentes que aún continúa.
Durante un largo tiempo Díaz se llamó a silencio y esperó su oportunidad, con un descanso apenas interrumpido por un paso fugaz y extraño como manager deportivo del humilde Oxford Athletic en el ascenso inglés.
Pero a fines de 2006 decidió aceptar el urgente llamado de Savino, entendió que San Lorenzo era un desafío mayor, acorde con su ideario de apuntar siempre alto, y plantó las bases de un equipo que se convertiría en el gran protagonista.
Pese a no contar con los astros que tenía en River, Díaz armó su plantel con unos pocos refuerzos, como Gastón La Gata' Fernández, dejado de lado por el Káiser' Passarella en River, el paraguayo Aureliano Torres y el volante Cristian Ledesma, llegado desde Argentinos Juniors.
De inmediato, Díaz consiguió imprimirle su mentalidad ganadora al equipo, utilizó toda su capacidad para conseguir lo mejor de cada jugador y convencer a cada uno y a todos de que la misión de luchar por el título era más una certeza que una quimera.
Un rotundo éxito sobre Boca (3-0) en la Bombonera significó el gran envión, casi en el arranque del campeonato, y en cada fecha Díaz ratificó sus dotes como estratega, además de sus rasgos de motivador.
``Cambiaron muchas cosas. Los jugadores ganaron confianza, se sienten respaldados, entendieron el mensaje. Saben lo que quieren y son muy inteligentes para entender lo que les digo'', dijo Ramón acerca de los motivos para el increíble avance del Ciclón'.
Acaso sin el brillo de otros campeones, San Lorenzo exhibió otras virtudes tales como solidez en todas sus líneas, temperamento en los momentos cruciales, seguridad y convicción, y al fin de cuentas, un entrenador destinado a entrar en la historia, para alcanzar lo que ni siquiera los más fanáticos imaginaban seis meses atrás.