José Luis Zalazar (Movimiento Los Sin Techo)
José Luis Zalazar (Movimiento Los Sin Techo)
En Santa Fe tenemos al 15 por ciento de la ciudadanía en la pobreza, de los cuales el 10 por ciento son marginados, excluidos. Son los que no ven el partido que vemos todos desde la popular, deambulan por afuera del estadio. En la popular están los pobres, que son a los que la sociedad y la democracia les da herramientas para defenderse.
¿Hasta dónde están los pobres? Hasta calle Lamadrid, San José, Chile, Sáenz Peña, y más allá están los pibes que “no entran a la cancha”, que no entran en ningún proyecto político, social, económico, religioso o deportivo; los que no juegan el partido. Sin embargo Los Sin Techo llegan a todos. Tenemos 25 comedores, 20 jardines maternales, 11 centros de salud, 15 cursos de oficios.
Ese 10 por ciento de marginados de la sociedad vive en unos 3.000 ranchos. Filosóficamente o teológicamente no tiene explicación, porque en democracia se debe integrar a los ciudadanos, y que no sean meros habitantes, y para ello tenemos que darles todos sus derechos. Si no los integramos son números, un habitante más. Pareciera que la pobreza existe porque tiene que estar, es lo normal: existen porque están, estuvieron, algunos se lo merecen...
En la Argentina, en el campo del hábitat, hemos violado todos los tratados internacionales. Si violaste todos los tratados internacionales y me dejaste sin derechos en un rancho, ¿querés que sea un ángel? No nacen ángeles en los ranchos. Nace un tipo especial, con muchos problemas de educación, salud y vivienda. El rancho trae desesperanza, desánimo, el rancho es una tumba. Entonces de allí salen personas violentas. No debemos condenar al tipo que delinque. Tenemos que condenar a la miseria que genera ese tipo de personas violentas. Sufren sin explicación.
La herencia de los ricos es alegría y satisfacción; la herencia de la pobreza es dolor y sufrimiento. Nadie les explica por qué sufren. ¿Por qué violaste todos los tratados y me dejaste tirado en el basural y en un rancho? ¿Quién me explica por qué tengo que estar acá, en un rancho? ¿Quién me explica por qué tengo que humillarme e ir a Cáritas o al comedor de Los Sin Techo?
Nosotros cuando sufrimos lo hacemos con una explicación filosófica, teológica, cultural y económica; ellos sufren sin explicación. Es una violación a los derechos humanos. Somos una sociedad enferma que se ha conmovido con el consumo y el bienestar y se olvidó de la justicia, porque vos no podés convivir con el 15 por ciento de miseria en tu ciudad, a 10 minutos de tu casa.
Hay que conocer esta realidad. Decía el maestro Atilio Rosso que desde la ideología se puede ir a trabajar con los pobres, pero la ideología tiene su límite. Falta la conjunción espiritual, la convicción de pensar: yo lo voy a salvar porque creo que ese tipo es mi hermano. Si me convenzo de que ese chiquito que veo puede ser mi hijo, y hoy la vida me regaló de casualidad que esté acá, voy a resolver el problema.
Hablan de la inseguridad, pero hasta que no se revierta la exclusión y la inequidad, será imposible erradicar la violencia. Muchas veces se acusa de violentos a los pobres, pero sin igualdad de oportunidades es un caldo de cultivo que tarde o temprano explota. Atilio decía en el año 2000: “Si no resuelven el problema de la pobreza en Santa Fe no va a haber reja que aguante”. Quiero reivindicar al cura, mi maestro. Él decía: “Hay que arrimar a los marginados a la orilla de la pobreza. A nadie le gusta vivir de la basura, ni a los de derecha ni a los de izquierda; démosle la dignidad de pobres y después discutamos de ideología”. Su pensamiento estaba diez años adelantado.