Roger Federer buscará mañana ante el alemán Tommy Haas perfilar su entrada en otra final de Wimbledon, la séptima consecutiva, donde sueña con convertirse en el único jugador de la historia que suma 15 “grandes”, mientras que el escocés Andy Murray sigue avivando la fe británica en el tenis patrio en el otro plato fuerte del SW19 frente al norteamericano Andy Roddick.
Federer ha vuelto a ser el Federer de antaño: el invencible, el hombre de las marcas imposibles y de las estadísticas de vértigo.
Elegante y correcto siempre, con 5 títulos atesorados sobre este césped (del 2003-2007) y sin tener que preocuparse, este año, por su principal competidor, el español Rafa Nadal, fuera del marco por una inoportuna lesión de rodillas, al helvético se le abre la puerta mágica que le podría llevar directamente a lo más alto del ránking.
Sin el español, vigente campeón, una victoria de Federer en una hipotética final le daría, otra vez, el codiciado número 1.
Pero él no anticipa acontecimientos. Por ahora, está “encantado“ de haber llegado hasta aquí, con 21 semifinales consecutivas, algo que, reconoce, “significa el mundo” para él.
No es para menos. Con un despliegue magistral de clase, eficacia y golpes ganadores, el segundo favorito ha barrido en los últimos días al taiwanés Yen-Hsun Lu TPE, al español Guillermo García, al alemán Philipp Kohlschreiber, al sueco Robin Soderling y al croata Ivo Karlovic.
Ganador de Roland Garros, hasta este año territorio sagrado de Rafa Nadal, Federer tiene en mente convertirse en el primer hombre en la Era Open que gana 11 torneos en hierba, habiendo igualado en el 2008, en Halle (Alemania), los 10 del estadounidense Pete Sampras.
Comentó esta semana que le importan -mucho- las estadísticas. Ahora es consciente de que gana esta edición, se pondrá a la par de William Renshaw y Sampras al conseguir seis trofeos en este césped londinense (estos últimos lograron un séptimo).
Además de superar el número de “grandes” de Pete Sampras con el que iguala en catorce-, el de Basilea podría, también, batir otra marca, si superara la ronda de mañana, viernes, ya que una victoria ante Haas le permitiría acumular 20 finales de Grand Slam, otro récord que hasta ahora comparte con Ivan Lendl (con 19).
Un panorama, cuanto menos, a tener en cuenta para su rival. El 34 del mundo en la lista de la ATP afrontará su pulso con Federer en su primera incursión en esta ronda de Wimbledon.
Sus experiencias pasadas ante el suizo tampoco son precisamente alentadoras para el hombre de Hamburgo. De sus 9 enfrentamientos previos con el número 2, 7 se saldaron con victoria para el suizo.
El germano se apuntó la victoria en una semifinal disputada en los JJOO de Sydney (2000) y en el Abierto de Australia del 2002, cuando ambos se cruzaron en los octavos de final. Y ahí, por cierto, Haas tuvo el privilegio de ser el primer tenista alemán que derrotaba a Federer en un Grand Slam.
Sin embargo, nunca hasta ahora ha conseguido batir al segundo favorito en la superficie verde pese a que en el 2007 el cuadro les emparejó en este Grand Slam en la ronda de octavos aunque, entonces, unas molestias en el estómago obligaron a Haas a retirarse poniendo la victoria en bandeja a su rival.
El vigésimo cuarto favorito, el cuarto alemán que alcanza esta ronda en Wimbledon en la Era Open -después de Boris Becker, Michael Stich y Rainer Schuettler- aspira, por su parte, a ser el primer tenista de Alemania, hombre o mujer, -junto con Becker, Stich y Steffi Graf- que alcanza, aquí, la final.
Para este jugador, que el pasado mayo se reencontraba profesionalmente con el que fuera antaño su entrenador, Thomas Hogstedt, ha tenido una edición “accidentada” por la falta de luz, que le obligó a disputar sus encuentros de primera ronda -contra el austríaco Alexander Peya- y su duelo de la tercera -con el croata Marin Cilic - en dos días.
La otra semifinal masculina de mañana la perfilan el británico Andy Murray, el tercer favorito, y el norteamericano Andy Roddick, sexto cabeza de serie.
Murray, verdugo del español Juan Carlos Ferrero, soporta la losa que supone tener a todo un país expectante. La desmedida atención mediática no preocupa al escocés, que se niega a leer lo que dicen los periódicos -“porque, en cualquier caso, el 90 por ciento es mentira“.
EFE