En la Argentina, entre 2009 y 2012, las centrales hidroeléctricas generaron, en promedio, un 28% de la potencia total disponible del sistema eléctrico argentino, frente al 59% que alcanzaron las centrales térmicas.
La hidroelectricidad es una fuente renovable de energía que aprovecha los cursos de agua para generar electricidad, sin reducir los caudales. Esta producción se realiza en centrales hidroeléctricas que se construyen, generalmente, en zonas montañosas, como El Chocón, Piedra del Águila, Agua del Toro o Futaleufú. “Constituyen aprovechamientos tradicionales con grandes saltos y bajo caudal. Pero, actualmente, se está analizando la posibilidad de realizar obras ambientalmente sustentables que aprovechen mayores caudales y bajo salto, características que presentan los ríos de llanura interiores de nuestro país”, contó Roberto Gioria, docente e investigador de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).
“Nuestros estudios promueven acotar las obras solamente al cauce principal, tratando de no afectar ambientalmente el valle de inundación, el cual posee una rica biodiversidad”, explicó Gioria, quien además integra un grupo de trabajo que está desarrollando prototipos de obras de bajo salto en el arroyo Feliciano, en Entre Ríos, en el marco de un convenio con la Secretaría de Energía de la Nación.
“Santa Fe, poseedora de una gran riqueza fluvial, debería contemplar en su planificación energética aprovechamientos de bajo salto. En otras palabras, determinar el potencial hidroeléctrico de la provincia”, propuso Gioria.