Emerio Agretti Finalmente, los retoques que el oficialismo aceptó hacer en el proyecto de reforma del Consejo de la Magistratura son módicos en términos institucionales, aunque sustanciales en el plano político. O, en otras palabras, tienen escaso impacto sobre los intereses de la ciudadanía, pero éste es fundamental para la Corte Suprema. El manejo de los recursos y el personal del Poder Judicial forma parte de una puja que la Corte mantiene desde que fue creado el Consejo de la Magistratura, órgano que, conforme al Art. 114 de la Constitución Nacional, tiene a su cargo “la selección de los magistrados y la administración del Poder Judicial”. La disputa por el alcance del término “administración” formó parte de una verdadera pulseada, con momentos de extrema tensión y persistente resquemor. Ahora, la cuestión se zanjaba en el proyecto oficial a favor del Consejo. Una cuestión menor en la estrategia circunstancial del gobierno -más centrada en el control político de las designaciones y remociones de magistrados-, pero fundamental para el Alto Tribunal. Por eso, tal fue la prenda que el gobierno ofrendó, a cambio de atenuar rispideces, mejorar el maquillaje público de la reforma -haciendo ver que sí está dispuesto a aceptar sugerencias- y, eventualmente, mejorar su receptividad. Naturalmente, algunas denuncias y suspicacias van mucho más lejos, pero esto es lo que puede establecerse hasta el momento. En todo caso, habrá que decir que si bien la gestión de la Corte dejó afuera las cuestiones más importantes y eventualmente más reñidas con la Constitución, como son la politización del Consejo de la Magistratura y la restricción a las medidas cautelares contra el Estado, ésos son temas que muy probablemente lleguen a los despachos judiciales por otras vías, y deberán ser abordados en cumplimiento estricto de lo que es la función judicial y la responsabilidad de los magistrados hacia la sociedad y las instituciones de la República. Lo demás es política; y ése es el único plano en que puede caber cualquier tipo de intercambio de gentilezas.