Alberto Sánchez
asanchez@ellitoral.com
Como periodista deportivo podría titular esta nota de manera mucho más objetiva, hasta también podría hacerlo de modo mucho más imparcial. Varios títulos se me han ocurrido para brindar mi opinión sobre lo que pueda suceder dentro de pocas horas en el cuadrilátero instalado en el majestuoso MGM Grand Garden Arena Hotel: el segundo duelo consecutivo entre el campeón mundial welter AMB y CMB (Asociación y Consejo Mundial de Boxeo), el estadounidense Floyd Mayweather, y el aspirante a dichos cetros, el santafesino Marcos René Maidana.
“La ratificación para uno, la rectificación para otro” fue uno de ellos; “Maidana debe aprovechar la inesperada revancha esperada” fue otro; “¡El momento es ahora o nunca Chino!”, otra de las posibilidades; “Ahora hay que ganar la revancha merecida”, y así podría seguir. Pero... ¿saben qué?, realmente no alcanzaban a llenarme.
Entonces decidí dejar de lado la frialdad del cerebro para darle más lugar a la pasión, y así empecé a utilizar el corazón para reflejar, en pocas palabras, lo que siento antes de la gran pelea. Claro que detrás de un par de líneas que denotan un sentimiento, hay una razón; y si se habla de razonamiento, quiere decir que existe un pensamiento.
Es complicado tratar de hacer un análisis periodístico previo sobre un deporte tan imprevisible como un combate de boxeo, sobre todo cuando en una argumentación entra a tallar el corazón. Tras varias conversaciones mantenidas con el Gran Maestro Amílcar Brusa, me han quedado muchos conceptos fundamentales aplicables a esta actividad. “Para llegar a ser un gran campeón, hay que saber manejar perfectamente cuatro ítems: ataque, defensa, técnica y eficacia”, me repitió varias veces don Amílcar.
Una verdad irrefutable desde todo punto de vista, y que bien podría emplearse en otros deportes. Pero también es cierto que en boxeo, una “piña” puede definir una pelea; y ahí se derrumba aquella concepción, como quisiéramos ver derrumbado a Mayweather después de ser alcanzado por una piña del “Chino”.
¿Por qué titulé “Lo único que quiero es que ‘El Chino' cumpla mi deseo”? Porque justamente la pasión de mi corazón desea que se equivoque la frialdad de mi pensamiento. No obstante, tengo que ser honesto y no puedo escribir una opinión periodística basada sólo en lo que me gustaría que pasara, porque ahí mismo se termina todo fundamento lógico. El que me animo a dar basado más que nada en muchas “jugosas” charlas con decenas de personas (ex boxeadores, entrenadores, árbitros, dirigentes, púgiles y sus familiares), las que poseen una vasta experiencia, y a las que he aprovechado durante decenas de festivales amateurs (las verdaderas “cocinas” de futuros boxeadores) a los que he asistido en los últimos cinco años, que hace que escriba de boxeo en este medio, el mismo que ha plasmado apreciaciones de Pedro Oscar Roteta, Rubén Godoy y Sergio Ferrer, entre otros notables especialistas en la materia.
Fundamentos
Gracias a El Litoral tuve la oportunidad inimaginable, increíble, inolvidable (y soñada por supuesto) de asistir a la primera pelea entre Maidana y Mayweather en el mismo sitio en el cual se encontrarán esta madrugada, ante 20.000 espectadores en vivo y millones desde sus hogares. Pero no me olvido de que una semana antes, gracias a El Litoral, tuve la posibilidad de viajar a Santa Rosa de Calchines a cubrir una velada boxística que comprendió cuatro enfrentamientos entre jóvenes pugilistas aficionados, y entre los ocho protagonistas, cuatro fueron debutantes absolutos, los que fueron observados por cerca de un centenar de seguidores. ¿Se dan cuenta a lo que me refiero?
Por lo tanto, ¡¿cómo no voy a animarme a decir que, honestamente, mi cerebro piensa que en este segundo duelo Floyd Mayweather tiene más chances que en el primero de ganarle a Marcos Maidana?! Ahora bien, mi corazón siente un enorme deseo de que me equivoque. Por eso: “Lo único que quiero es que ‘El Chino' cumpla mi deseo”.
¿Con qué cuenta Marcos para lograrlo?, con lo mismo que poseía (y posee, ojalá incrementado) en la contienda celebrada el 3 de mayo último: la incuestionable potencia de sus puños. La estrategia del “Chino” fue clara: salir a “romper” desde la campana inicial. Hizo la lógica y cumplió a rajatabla lo prefijado. Lo que pasa es que es imposible mantener la misma potencia a través de los rounds, aunque se pueda sostener el ritmo.
Por esa razón, luego del cuarto asalto, “The Money” se dio cuenta de que los golpes rivales ya no hacían tanta mella en su físico. Ahí comenzó a hacer “su pelea”, manejando los tiempos, encontrando la distancia que más le conviene, dominando psicológicamente a su oponente, siempre protegiéndose pero llegando con sus golpes con más asiduidad (“Ataque, defensa, técnica y eficacia”, dijo el que más sabía y al que nadie superará).
Para el pleito que se aproxima, según las declaraciones del “Chino” y las del mexicano Robert García, su notable entrenador, el planteo estratégico no diferirá mucho del implementado en el anterior. Lo único que se buscó, junto a Raúl Robles, su nuevo preparador físico, fue mejorar aún más la excelente preparación física mostrada hace tres meses y medio.
¿Para qué?, para que mantenga el ritmo de golpes lanzados, pero que los mismos no pierdan potencia. Tratar de que la piña que llegue en el noveno capítulo, por ejemplo, haga el mismo daño que la que llegó en el primero, apostando a que el campeón, a esa altura de la pelea, ya haya perdido algo de resistencia o tolerancia, y que por lo menos, en una hipotética contienda pareja, Mayweather haya tocado la lona aunque sea un par de segundos. Si eso sucediera, quiere decir que lo sintió, y si es verdad que la pimienta de los puños de Marcos está intacta a esa altura del combate, hay esperanzas de nocaut. De todos modos, sigue dependiendo de un golpe bien conectado, y que llegue justo en el improbable momento en el cual el estadounidense se haya “equivocado o desconcentrado”, porque de lo que no hay dudas es de que el santafesino no es un demoledor, sino un noqueador nato.
He escuchado varias veces: “Maidana ya lo conoce”. Es cierto, pero Mayweather también. Y ahí también pienso que Floyd le saca ventaja a nuestro coterráneo. “El Chino” dio todo lo que tenía en la primera, y sólo podrá superar lo realizado si logra cristalizar lo comentado más arriba. Como contrapartida, pese a haber ganado con justicia en las tarjetas, “The Money” sabe que no fue una de sus mejores presentaciones, que es más de lo que exhibió, y que aunque no lo noquee, si consigue derribarlo, las cosas pueden volver a ser como hasta hace un par de años, cuando venció claramente a Víctor Ortiz, Miguel Cotto, Robert Guerrero y Saúl Álvarez, en una notable seguidilla, que se cortó al medirse con el de Margarita en mayo.
Sé que si “El Chino” derrota sea como sea a Mayweather, varios se van a mofar de lo que he opinado, pero realmente no me importará. Esto sólo es un comentario previo, fundado en lo que vi y escuché, y por consiguiente aprendí. Ya sea en Las Vegas, rodeado de los máximos exponentes del periodismo boxístico mundial, como en Santa Rosa de Calchines (y muchos otros lugares), en donde el único medio presente fue (y seguirá siendo) El Litoral.
Yo, por lo pronto, “Lo único que quiero es que ‘El Chino' cumpla mi deseo”, el de equivocarme, por supuesto.