Los vecinos de la Recoleta solicitan hace tiempo que la zona recupere la tranquilidad que supo tener años atrás y vuelva a ser considerada como residencial. Es que, como advirtieron a El Litoral, “de jueves a domingos es imposible descansar por los ruidos molestos; es inevitable regresar a cierta hora sin encontrarse con jóvenes alcoholizados, obstaculizando el ingreso a los edificios, o salir temprano sin observar grescas callejeras en las que debe intervenir la policía”.
Tomarse un taxi aunque sea por tres cuadras, no por pereza sino por seguridad; caminar con la vista puesta en el suelo, para esquivar vómitos; y escuchar música durante toda la madrugada, aun cuando se pretende cerrar los ojos para dormir y es imposible, son apenas una introducción a la larga lista de situaciones que manifiestan padecer los vecinos de la Recoleta de jueves a domingos por la mañana y las vísperas de feriados.
“Hacer algo concreto en torno a la noche santafesina”, no sólo por una mejor convivencia entre jóvenes y vecinos, sino entre toda la sociedad, es lo que reclaman los habitantes de la zona. Sobre el traslado de los boliches, la mayoría está de acuerdo.