Por Gustavo Giorgi (*)
Importa menos recibirse rápido y con las mejores notas que dar muestras de que somos capaces de incorporar conocimientos nuevos todo el tiempo. Algunas estrategias para saber cómo aprendés.
Por Gustavo Giorgi (*)
¿Qué debería estudiar? ¿Qué carrera tiene mayor inserción laboral? ¿Qué título me ayudará a vivir de mi profesión? Preguntas que siempre plantearon angustia a los estudiantes y que, en los últimos años, han quedado prácticamente sin respuesta.
Es indudable que el avance de la tecnología, inteligencia artificial mediante, ha puesto en jaque no solo a las carreras tradicionales sino también a las más modernas. Hoy, nadie está a salvo de extinguirse en poco tiempo y no hay, ni habrá, garantías de que estudiar tal o cual cosa me asegurará tener el futuro que quiero.
Entonces, ante este panorama desafiante, ¿cuál es la herramienta que nos permitirá subsistir profesionalmente durante toda la vida?: nuestra disposición al aprendizaje. Y de ahí el título: actualmente importa menos recibirse rápido y con las mejores notas (a menos que estés tramitando una beca en el exterior) que dar muestras de que somos capaces de incorporar conocimientos nuevos todo el tiempo.
Es importante que modifiquemos nuestra manera de ver la realidad, y abandonemos los modelos tradicionales del siglo XX, inviables en esta época digital.
Muchas personas creen que deben "rendir" para ser buenos estudiantes, entendiendo por tal cosa el aprobar el mayor número de materias lo antes posible. Sin embargo, es perfectamente posible que aquellos que lo han logrado, sin entender cómo, queden sin empleo de la noche a la mañana.
La principal recomendación para los estudiantes es que se enfoquen en el proceso del aprendizaje más que en el resultado (la nota en sí). Dicho de otro modo: comprender los propios procesos metacognitivos es lo que me posibilitará cambiar de profesión rápidamente si resulta que la mía peligra, por el avance de la inteligencia artificial.
Dentro de las principales estrategias para entender cómo aprendés, te sugiero:
1) Establecer tus Objetivos de Aprendizaje
Antes de comenzar un día de estudio, definí claramente lo que querés lograr. Establecé objetivos específicos y medibles.
2) Visualizá / Escribí / Dibujá
Usá mapas conceptuales, diagramas de flujo o tablas para organizar la información y visualizar las conexiones entre conceptos. Esto facilita la comprensión y la memoria a largo plazo.
3) Autoevaluate
Regularmente, hacé pruebas o ejercicios de autoevaluación para medir tu comprensión. Esto te ayudará a identificar áreas que necesitan más trabajo y ajustar tus estrategias en consecuencia.
4) Practicá el "autocuestionamiento"
Durante el estudio, preguntate: ¿Qué significa esto? ¿Cómo se relaciona con lo que ya sé? ¿Puedo explicarlo con mis propias palabras? Esta práctica fomenta una comprensión más profunda y ayuda a identificar lagunas en el conocimiento.
5) Reflexión post-tarea
Después de completar una tarea o examen, reflexioná sobre lo que funcionó y lo que no. Preguntate qué estrategias fueron efectivas y qué podrías hacer de manera diferente la próxima vez.
6) Técnicas de Repaso Activo
En lugar de releer pasivamente el material, utilizá técnicas de repaso activo como la enseñanza a otros o hacer resúmenes.
7) Gestión del tiempo y espacio de estudio
Organizá tu entorno para minimizar distracciones y establecé bloques de tiempo dedicados para cada actividad. Una técnica que siempre me pareció muy piola es la "Pomodoro" que plantea comprometerse durante un tiempo específico (30 minutos por ejemplo) a estudiar solamente, y luego tomarse 5 minutos de descanso.
Asimismo, la disposición y apertura constante al aprendizaje nos permitirá el desarrollo de una de las habilidades clave del futuro: la tolerancia a la frustración. La mayoría de los especialistas comparten el punto de vista de que esas personas que entienden cómo lidiar con sus errores y fracasos, obteniendo un saldo de saber a partir de los mismos, están un paso adelante del resto.
(*) Psicólogo de empresas, propietario de Human Touch Consultora.