Macarena Ripoll, estudiante de Comunicación
Tres estudiantes resumen su experiencia al enfrentarse a las primeras mesas examinadoras al inicio de sus estudios superiores.
Macarena Ripoll, estudiante de Comunicación
"Pasar de la secundaria a la universidad no es un salto fácil. Requiere de más organización y mayores horas de estudio. Si bien estaba preparada para lo que significaba manejar mis propios horarios porque mientras cursaba el secundario también aprendía inglés y otros cursos más, no estaba lista para los parciales. Rendir una materia entera al final del año, con la cabeza cansada y los nervios, no es sencillo. Lo mejor que puedo recomendar es confiar en tu conocimiento y practicar, contale a algún amigo o familiar los temas que estés estudiando, cansate de hablarlos. Así, cuando llegues al parcial, los datos van a salir más fluidos. La primera materia siempre da miedo, a mí me daba muchísima ansiedad al principio. Mantener un orden, darme momentos de descanso y concentrarme en las materias troncales para avanzar con el resto de las materias más tranquila me sirvió para disminuir los nervios tanto en la cursada como a la hora de dar un parcial. En mi primer año decidí hacer la locura de cursar 12 materias a la vez; si bien las aprobé, afectó muchísimo mi salud. Aunque parezca que no terminás más, es mejor llevar la carrera con calma, al ritmo que necesites. Con el tiempo, los nervios en los parciales van pasando y la carrera se vuelve más amena".
Milagros Tolosa, estudiante de Psicología
"Tener exámenes finales y parciales en la universidad puede ser un poco difícil al principio. La diferencia entre cantidad de contenido y las maneras de articularlos por ítems del programa o por la modalidad de bolillas conlleva una conceptualización cognitiva que quizás no se habitúa en la secundaria. Las formas de estudiar y las relaciones alumno-profesor son tajantemente diferentes, es por esto que impacta consecuentemente en los hábitos aprehendidos en el nivel anterior, ya no es la misma forma de organizarte. Personalmente me fue difícil aprender a adaptarme a las nuevas formas de evaluar y de organización institucional; los primeros exámenes se me complicaron bastante, considero que todo es tiempo, una vez que te adaptás al ritmo de la universidad, ya está. Es ese primer cambio y el sentimiento de desamparo o miedo que te trasciende; pero cuando te sentís parte y te apropiás de lo que se transmite en la institución, te adaptás".
Selena Rivarola, estudiante de Enfermería
"En el último año de secundaria me encontraba llena de emoción y ansiedad por el nuevo mundo universitario que iba a comenzar en los próximos meses. Conforme pasaban los días, las horas y minutos surgían dudas en mi mente acerca de cómo iba a ser ese nuevo ambiente, si iba a poder o no, si me animaba a las nuevas experiencias por más miedo que me surgiera, si estaba lista para ese gran paso en mi vida. Finalmente, llegó el primer año universitario y fui aprendiendo cómo organizar mis tiempos para estudiar y descansar. Primero con muchas fallas y errores pero después encontré un ritmo que me ayudó a preparar y sentirme segura a la hora de presentarme a un final. Si bien estaba con mucho miedo, transitando noches repasando y repasando, el hambre de superación que tenía era superior a todo. Siempre a mi ritmo y no autoexigiéndome más de lo normal. Con el paso del tiempo, los miedos disminuyeron y aprendí a llevarlos con calma y paciencia a las instancias finales".